“Quisimos hacer una presentación centrada en las experiencias de manejo de malezas difíciles en la última campaña, indicando que esta se inició favorablemente, con lluvias en octubre y noviembre que propiciaron buenas condiciones para los barbechos tempranos e intermedios, así como para el uso de herbicidas residuales, lo que contribuyó a mantener los lotes limpios y además prevenir la aparición de maíces guachos”, contó Sebastián Sabaté, jefe de la sección Manejo de Malezas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), durante el XXVIII° Taller de Variedad y Manejo de Soja.
“Sin embargo, las condiciones se tornaron más complejas entre mediados y finales de diciembre durante las siembras, generando retrasos y limitando la implantación y desarrollo de los cultivos, lo que favoreció la proliferación de malezas dentro del cultivo”, precisó.
Enfatizó que la competencia del cultivo es la principal herramienta para limitar el desarrollo de las malezas en la mayoría de los cultivos. En este contexto, subrayó la importancia de realizar manejos posemergentes considerando el desarrollo del cultivo, sin esperar a que las malezas crezcan excesivamente. “En años complejos, es fundamental disponer de herramientas posemergentes para aplicaciones en etapas V3-V5, consideradas el momento más adecuado y, de forma ideal, utilizar activos que también ofrezcan un efecto residual”, dijo. Esto es crucial para controlar las malezas en el tamaño apropiado y prevenir nacimientos posteriores a la aplicación.
En cuanto al manejo de borrerias, destacó la necesidad de alcanzar varios objetivos clave para su control efectivo. “Se debería lograr mantener las poblaciones en bajos niveles con la intensificación, manteniendo el lote con cultivos de invierno que compitan con las malezas. Asimismo, es clave ordenar las estrategias de manejo para que los lotes lleguen a la siembra con condiciones ideales para el quemado”, indicó. Sobre la duración del quemado sobre borreria de algunos herbicidas, explicó que el paraquat ofrece un control de 10 a 15 días, el glufosinato de amonio de 15 a 20 días, y el flumioxazim de 20 a 30 días, pudiendo extenderse hasta 40 días.
“Para lograr estos objetivos, es crucial evitar el crecimiento de las poblaciones y su movimiento entre lotes”, señaló. E hizo hincapié en no atender los lotes recién previo a la siembra cuando las plantas ya tienen un desarrollo excesivo, así como en evitar sembrar apostando a una única aplicación de una mezcla compleja de herbicidas buscando controlar todas las malezas en una sola pasada.
Finalmente recomendó no abandonar los lotes tras la cosecha, ya que esto permite el establecimiento de nuevas plantas.
“Para el manejo de atacos también requiere una serie de acciones y prevenciones clave. Entre las principales se encuentra el prevenir el ingreso de semillas mediante el control de la maquinaria de cosecha y clasificar los lotes según su nivel de infestación (Alto, Mediano o Bajo)”, dijo. Y consideró clave ordenar las estrategias de manejo para llegar a la siembra con manejos posemergentes y residuales accesibles, priorizando el uso de los mejores residuales en preemergencia. Además, realizar manejos posemergentes preventivos o de respuesta inmediata es clave evitar la pérdida de lotes por competencia de la maleza.
Entre los activos que se deberían empezar a considerar para el manejo de atacos enumeró diflufenican, metribuzin, amicabazone, epirifenacil, trifludimoxazin, piroxasulfone y tiafenacil. Y destacó la opción de la aplicación posemergente de residuales en las etapas V3-V5 del cultivo, como s-metolacloro, lo que permite solapar residuales cuando las condiciones no fueron favorables para los aplicados en preemergencia. “Es fundamental ‘llegar a tiempo’ en la posemergencia, ya que no hacerlo implica la explosión de las poblaciones y la limitación del uso de activos en etapas reproductivas del cultivo”, precisó.
La planificación se presenta como pilar fundamental en el manejo de malezas, ya que planificar cada lote de acuerdo a su historial de malezas permite estar preparado para una respuesta rápida.
Finalmente, dijo que aunque la planificación no garantiza el éxito, sí lo vuelve más probable; sobre todo, en malezas como el ataco donde la oportunidad de aplicación es crítica: “La proactividad en el manejo de malezas no solo favorece el éxito, sino que también optimiza el uso de los recursos disponibles”.