El invierno puede ser un desafío para los limoneros, especialmente en Tucumán donde las temperaturas bajan notablemente. Sin embargo, con algunos cuidados sencillos -y totalmente gratuitos-, es posible mantenerlos sanos, vigorosos y con frutos durante toda la estación fría.
1. Elegí bien la ubicación
Si tu limonero está en maceta, movelo a un lugar resguardado del viento y donde reciba el mayor número de horas de sol posible. Un rincón soleado contra una pared que irradie calor puede hacer la diferencia. Si está plantado en tierra, asegurate de que el suelo drene bien para evitar encharcamientos que dañen las raíces.
2. Usá mantillo natural
Cubrir la base del limonero con hojas secas, pasto cortado o restos de poda ayuda a mantener la humedad y protege las raíces del frío extremo. Además, este mantillo se irá descomponiendo y aportará nutrientes al suelo de forma natural.
3. Agua sí, pero con moderación
En invierno, el limonero necesita menos agua que en verano. Regalo solo cuando notes que la tierra está seca unos centímetros debajo de la superficie. El exceso de riego puede provocar pudrición de raíces, sobre todo en los días fríos.
4. Revisá plagas y hojas
Aunque haga frío, las plagas como la cochinilla o los pulgones pueden aparecer. Revisá periódicamente las hojas y tallos. Un buen truco casero es rociar agua con unas gotas de jabón neutro para mantener alejados a los insectos sin recurrir a químicos costosos.
5. Podá con inteligencia
Durante el invierno es buena época para eliminar ramas secas, enfermas o mal orientadas. Esto permite que el árbol concentre su energía en los frutos y en las ramas sanas. Hacelo en días secos y soleados para evitar infecciones.
6. Aprovechá los nutrientes naturales
Si bien en invierno el limonero no necesita grandes abonados, podés enriquecer la tierra con compost casero en pequeñas dosis. Cascaras de huevo trituradas aportan calcio y restos de frutas y verduras proveen nutrientes extra para mantenerlo fuerte.
7. Protegé los frutos del frío extremo
Si se anuncia una helada fuerte, cubrí el árbol con una manta vieja, sábanas o tela antiheladas. Es un truco barato y eficaz para que las frutas no se quemen con el frío.