Formentera, la pequeña joya de las Islas Baleares, no solo conquista por sus aguas cristalinas y atardeceres infinitos. Cada verano, entre junio y septiembre, la isla se transforma en un paraíso para quienes buscan moda artesanal, arte local y ese ambiente bohemio-chic que tanto la caracteriza. Y es que, al igual que su vecina Ibiza, Formentera ha hecho de sus mercadillos un auténtico reclamo turístico.
Si hay un lugar donde no importa que la maleta se haya perdido en el vuelo, es aquí: los mercadillos de Formentera son el lugar ideal para renovar tu estilo, encontrar tesoros únicos y llevarte a casa un pedacito de la isla.
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Miércoles y domingos, de 16:00 a 22:00
Ubicado en el extremo oriental de la isla, este es el mercadillo más icónico de Formentera. Fundado en los años 60 por artistas y artesanos, mantiene viva su esencia original. Aquí encontrarás piezas únicas de cerámica, cuero, ropa hecha a mano y bisutería creativa, todo en un ambiente relajado, animado con música en vivo.
Sant Ferran: arte en la calle
Jueves, viernes y sábados, de 20:00 a 00:00
La Calle Mayor de Sant Ferran se llena de arte y creatividad cuando cae el sol. Pinturas, esculturas, ilustraciones, bisutería contemporánea y moda local se mezclan con terrazas animadas y un público diverso. Una opción perfecta para una noche diferente.
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Todos los días, de 10:00 a 14:00
Martes de julio y agosto también por la noche, de 20:00 a 00:00
En el corazón de la isla, las calles peatonales de la capital se convierten en un escaparate de encanto y estilo. Además, los martes y sábados por la mañana se suma un mercado de segunda mano ideal para los cazadores de rarezas.
La Savina: el mercado del puerto
Todos los días, de 10:00 a 00:00
Perfecto para quienes llegan o se despiden de la isla, este mercado a pie de puerto ofrece ropa, accesorios y souvenirs con estilo. Una parada obligada para una compra de última hora… o la primera.
Mercadillos frente al mar
En las zonas turísticas también florecen mercadillos vespertinos, con moda ligera, accesorios y ese aire despreocupado que invita a pasear al atardecer, cóctel en mano y sin prisa.
Desde vestidos blancos con alma isleña hasta joyas únicas que parecen nacidas del mar, los mercadillos de Formentera son mucho más que un lugar de compras: son una experiencia que mezcla cultura, creatividad y el espíritu libre del Mediterráneo. Y, seamos honestos, siempre es un placer decir: “esto me lo compré en un mercadillo de Formentera”.