Como una carrera de postas en la que nadie logra despegar, el empate de Atlanta en su visita a All Boys fue la mejor noticia posible para San Martín. En un torneo dominado por la irregularidad, en el que cada equipo que se arrima a la punta parece condenado a tropezar en el siguiente paso, ese punto que el “Bohemio” dejó en el camino sirvió para que el equipo de Ariel Martos siga respirando de cerca en la lucha por la cima de la zona A.
De esta manera, con la igualdad de Atlanta, el “Santo” se mantuvo a apenas un punto de distancia, en una tabla que se volvió impredecible. Ninguno de los que pelean arriba logró construir una racha lo suficientemente sólida como para marcar diferencia. Cada partido parece reescribir el mapa de la zona. En ese contexto, conservar la cercanía en los puestos de privilegio, por más mínima que sea, puede terminar siendo clave.
A lo largo de las 20 fechas que van disputadas, Atlanta y San Martín protagonizaron una puja pareja, pero marcada por altibajos que los dejaron, más de una vez, al borde de perder lo conseguido.
Según la evolución de la tabla, el “Bohemio” se subió a la cima en la sexta fecha (venció a Los Andes 2-1) y se quedó allí de forma ininterrumpida hasta la 12 (producto de seis triunfos e idéntico número de empates). Mientras que, en la fecha 13 bajó al segundo puesto, pero volvió al liderazgo en las dos posteriores.
Con el empate frente a Tristán Suárez volvió a ceder terreno, aunque rápidamente recuperó el primer lugar. Fueron varios tramos como único puntero, aunque interrumpidos cada vez que parecía afirmarse.
San Martín, en cambio, tomó el liderazgo por primera vez en la tercera fecha con la victoria contra el “Patrón” en Paraná y lo sostuvo hasta la quinta, pero en la sexta cayó en zona de Reducido.
A partir de ahí, el “Santo” volvió a compartir la cima en distintos momentos con Atlanta, pero solo logró quedar en soledad en tres ocasiones: en las fechas 13, 16 y 19. “Estamos convencidos de que es una buena campaña. Estamos arriba por mérito, no por casualidad”, había declarado Martos, tras la derrota con Patronato.
Un torneo irregular
Ese ida y vuelta entre los dos equipos líderes refleja el espíritu de un torneo donde nadie supo despegarse. Solamente en dos momentos del torneo hubo un líder indiscutido por varias fechas. En el resto del certamen, la punta fue compartida, en una alternancia constante que mostró la falta de contundencia en los que están llamados a pelear por el ascenso.
Mucha paridad
Pero la irregularidad no es exclusiva de los dos primeros. Detrás, equipos como Tristán Suárez, San Miguel, Deportivo Madryn o Patronato también tuvieron sus momentos, sin poder sostenerlos. En una categoría larga y pareja, donde cada error se paga caro, la diferencia entre estar primero o sexto parece depender más de no fallar que de brillar.
El empate de Atlanta frente a All Boys fue un nuevo capítulo en esa lógica: en una cancha complicada, el equipo de Villa Crespo dejó pasar una chance valiosa para afirmarse en la cima y ratificó que en esta zona nadie está exento del freno inesperado.
Para San Martín, el empate ajeno fue una bocanada de aire fresco. La caída con Patronato había sido un golpe duro, pero el traspié de su principal competidor suavizó el impacto. El equipo de Martos tiene, además, una virtud que lo mantiene en carrera: su solidez como visitante. En La Ciudadela le costó imponer condiciones en ciertos partidos, pero fuera de casa mostró un temple que lo sostiene en la pelea. Si consigue trasladar esa imagen también a los partidos de local, puede transformarse en un candidato serio.
Lo que necesita San Martín (y también Atlanta, aunque esté hoy en la cima) es constancia. Esa palabra que parece prohibida en la Primera Nacional. La zona A fue, hasta aquí, un terreno en el que ningún equipo pudo hilvanar más de dos o tres victorias seguidas sin resbalar en la fecha siguiente.
El torneo aún ofrece margen para la recuperación y también espacio para el desplome. Las fechas pasan, y el techo de rendimiento colectivo parece no haberse alcanzado. Pero lo que ya quedó claro es que el margen de error se achica. El que logre sostener una mínima regularidad será, casi sin dudas, el que saque la ventaja que hasta ahora nadie pudo conseguir.