El sueño americano suele estar cargado de imágenes aspiracionales: edificios altos, oportunidades infinitas y la promesa de una vida mejor. Sin embargo, pocas veces se habla de lo que realmente implica empezar de cero en otro país como los Estados Unidos, y de los caminos, tan distintos entre sí, que pueden llevarte hasta allí.

A una de esas historias la contó Gaby, una youtuber guatemalteca radicada en EE.UU., que decidió mostrar cómo es la vida de un inmigrante recién llegado, sin papeles y forzado a lidiar con los desafíos del trabajo informal. En su canal El Vlog de Gaby, compartió una jornada completa como ayudante de cocina en un restaurante de Nueva Jersey. Lo hizo para visibilizar lo que muchos prefieren callar: el esfuerzo silencioso de quienes buscan progresar, incluso en las condiciones más difíciles.

LAVAR PLATOS. La youtuber guatemalteca vivió la experiencia de un migrante que recién llega a EE.UU. para mostrar su realidad. / VLOG DE GABY

“Lo primero que hacés es lavar platos”

“Lo primero que hace una persona que emigra es lavar platos con agua caliente. Se te pelan las manos”, contó Eriberto Najera, chef del restaurante Crabbae West, donde Gaby vivió la experiencia. En la cocina, la mayoría de los trabajoradores eran también inmigrantes. Según explicó, los cocineros pueden ganar entre U$S 14 y 16 por hora, y quienes coordinan pueden llegar a los U$S 1.000 semanales. Aunque esa cifra puede sonar elevada desde Latinoamérica, los gastos en EE.UU. se pagan en la misma moneda: alquiler, transporte, comida, impuestos y seguros.

“Tal vez una persona piensa que es bastante, pero el costo de vida en los Estados Unidos es muy alto”, agregó Gaby. Según cifras que compartió, sólo el 25% de los inmigrantes puede enviar dinero a sus familias durante los primeros dos años. El resto intenta estabilizarse y adaptarse a una nueva cultura.

Otra cara del sueño: estudiar y formarse afuera

Mientras miles de personas emigran para trabajar y empezar “desde abajo”, otros buscan caminos distintos. Uno de ellos es estudiar en el exterior. Desde la agencia de prensa Verbo, que trabaja junto a Education First (EF), explican que hoy existen programas que permiten vivir en EE.UU., perfeccionar el inglés y prepararse para entrar a una universidad internacional.

Destinos como Nueva York, San Diego, Boston y Miami Beach ofrecen una experiencia estilo college, donde los estudiantes viven dentro del campus y conviven con personas de más de 80 nacionalidades.

El año académico de EF dura entre 22 y 42 semanas, y se puede complementar con preparación de exámenes como TOEFL, IELTS o Cambridge. También existen Diplomas Avanzados con orientación en turismo, negocios, diseño o comunicación, que incluyen pasantías o voluntariados.

“Estudiar en un campus de EF es tener todo al alcance: clases, actividades diarias, amigos de todo el mundo y hasta excursiones los fines de semana. Algunos edificios, como el de Miami Beach, están frente al mar”, cuenta Belén Musante, de Verbo. También ofrecen programas de ingreso directo a universidades en Estados Unidos y Canadá.

HISTORIAS DEL SUEÑO AMERICANO. Las hay entre la cocina de un restaurante y un campus frente al mar. / EF

Sin fórmula mágica

No hay un solo camino ni una receta única para instalarse en EE.UU. Gaby lo dice al final de su video: “muchos no saben con qué se van a encontrar. Algunos se ilusionan y después se dan cuenta de que la vida allá no es fácil. Pero si uno aprende a administrarse y es constante, puede salir adelante”.

Ya sea trabajando, estudiando o combinando ambas actividades, migrar es una decisión compleja que transforma la vida. Conocer las opciones, informarse bien y entender el esfuerzo que implica, más allá de los filtros y los sueños, es clave para dar ese primer paso con los pies en la tierra.

Gaby reconoce que, aunque el trabajo que hizo era bajo techo y en un ambiente amigable, no siempre es así. Muchos inmigrantes enfrentan condiciones duras, discriminación o barreras como el idioma. Aun así, eligen intentarlo, motivados por la posibilidad de un futuro mejor.

El testimonio de Gaby revela algo que pocas veces se dice: el sueño americano puede existir, pero también puede doler. Desde lavaplatos con jornadas de 12 horas hasta cocinas donde nadie habla tu idioma, el primer paso de muchos inmigrantes es todo menos fácil, incluso cuando se cuenta con el recurso de la educación.