En medio de una nueva escalada entre Estados Unidos e Irán, el presidente Donald Trump se pronunció tras el ataque con misiles lanzado por Teherán contra bases militares norteamericanas en Medio Oriente. A través de su red Truth Social, Trump calificó la ofensiva como una “respuesta muy débil” y agradeció al gobierno iraní por el presunto “aviso con antelación” que permitió evitar víctimas y daños significativos.

El ataque iraní, que incluyó el disparo de 14 misiles hacia bases estadounidenses en Qatar e Irak -13 de los cuales fueron interceptados, según Trump- se produjo como represalia por el reciente bombardeo de Estados Unidos contra instalaciones nucleares en Irán. A pesar de la gravedad del hecho, el mandatario intentó bajarle el tono al conflicto en sus declaraciones: “Quiero dar las gracias a Irán por avisarnos con antelación, lo que hizo posible que no se perdieran vidas y que nadie resultara herido. Tal vez Irán pueda ahora proceder a la paz y la armonía en la región, y animaré con entusiasmo a Israel a que haga lo mismo”, afirmó. 

Trump se encontraba reunido con su Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca cuando ocurrió el ataque, según fuentes oficiales. En la Sala de Crisis lo acompañaban el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, entre otros. La coordinación entre altos mandos fue clave para monitorear en tiempo real los misiles que impactaron, en su mayoría, lejos de zonas sensibles.

El propio Trump destacó el rol del emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani, por “todo lo que ha hecho en pos de la paz en la región”, y sugirió que tanto Irán como Israel deberían “proceder hacia la armonía”. “¡Felicitaciones, mundo! ¡Es tiempo para la paz!”, publicó en un tono optimista.

Una represalia simbólica y con señales de contención

Según reportó The New York Times, fuentes iraníes confirmaron que Teherán habría avisado de antemano a Washington sobre el ataque, con el objetivo de limitar los daños y evitar víctimas. Esta estrategia replicaría lo ocurrido en 2020 tras el asesinato del general Qassem Soleimani, cuando Irán también notificó a Irak antes de lanzar misiles sobre bases estadounidenses.

La elección de la base aérea Al-Udeid, en Qatar -la más grande que Estados Unidos tiene en Medio Oriente y sede del Comando Central- no fue casual. Estaba prácticamente vacía al momento del ataque, lo cual fue confirmado por imágenes satelitales tomadas antes y después de los misiles.

Mientras tanto, el Departamento de Defensa norteamericano confirmó el lanzamiento de múltiples misiles de corto y medio alcance, pero aclaró que no hubo víctimas y que continúa monitoreando la situación “de cerca”.

Diálogo interrumpido y alerta máxima

En paralelo, el enviado especial de Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, mantiene contactos con funcionarios iraníes en un intento de desescalar la tensión. No obstante, las conversaciones enfrentan un escollo clave: el líder supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, permanece recluido y fuera de contacto directo con los funcionarios, dificultando cualquier avance diplomático.

En Washington, las agencias de seguridad se mantienen en máxima alerta. Un correo interno del FBI advirtió sobre posibles represalias de Irán o sus aliados en la región contra intereses estadounidenses. Se pidió especial vigilancia sobre instalaciones militares y a las oficinas de campo del FBI mantener estrecho contacto con el Pentágono y la Guardia Nacional.

El conflicto sigue abierto y el margen para la diplomacia es estrecho. La comunidad internacional observa con atención si el intercambio de ataques puede dar paso a una tregua o si el ciclo de hostilidades se profundiza.