Durante un tiempo, pareció que la etapa de Marcos Rojo en Boca Juniors había llegado a su fin. La eliminación ante Independiente en la Bombonera, en un duelo que no jugó por motivos ajenos al fútbol, reforzó esa idea. La situación venía complicada desde semanas antes, cuando, tras la derrota en el Monumental, lanzó una frase en el vestuario que generó ruido. “No le debemos nada a la gente”. Ese comentario le costó recibir silbidos por parte de la hinchada, algo inédito en su ciclo "xeneize".

Más allá de ese conflicto, varias circunstancias comenzaron a extender su estadía en el club. El contrato de Rojo está por entrar en sus últimos seis meses, habilitándolo a negociar con otros equipos. Pero mientras tanto, factores externos jugaron a su favor: la llegada de Miguel Ángel Russo como entrenador, la indefinición en torno al visado de Ayrton Costa, y la incorporación de Marco Pellegrino, quien aún no está en plenitud física, le devolvieron protagonismo al ex Manchester United.

Durante toda la preparación en Miami, Rojo fue considerado titular como segundo marcador central, acompañando a Nicolás Figal. Sin embargo, la situación cambió inesperadamente cuando Costa resolvió su tema migratorio y llegó a Estados Unidos el sábado. Eso le permitió sumarse al último ensayo formal de Russo, donde se perfiló como titular para el debut frente a Benfica.

Así, quien en principio había viajado como suplente de Rojo, terminó quedándose con el puesto. El técnico ya había valorado a Costa cuando su situación aún era incierta, y al verlo en condiciones, no dudó en probarlo. Para Ayrton fue llegar, entrenar y quedarse con el lugar. La sorpresa no fue solo para Rojo, sino también para varios dentro del plantel que esperaban ver al zurdo de arranque.

El desenlace se acelera

Esta decisión de Russo, si se confirma, podría ser el empujón final para que Rojo decida irse del club. Todo indica que su vínculo con Boca llegará a su fin tras el Mundial de Clubes, más aún si ni siquiera tiene oportunidades cuando hay bajas en el puesto. Ese panorama, según cuentan desde su entorno, ya lo afectó anímicamente y habría tomado la decisión de marcharse una vez que el equipo regrese a Buenos Aires.

Las opciones están abiertas: ¿regresará a Estudiantes, club donde es ídolo? ¿O apostará por una experiencia distinta y se pondrá la camiseta del Inter Miami, con quienes ya tuvo contacto previo? Lo único claro, por ahora, es que el final de su historia en Boca parece más cercano que nunca.