Hace pocos días se informó que en agosto se implementará un plan piloto para estudiar sobre la ciencia del comportamiento y la seguridad vial enfocado en el uso de casco. Se trabajará con estudiantes para ver qué pasa en los colegios y por qué muchos padres motociclistas que llevan a sus hijos a la escuela no utilizan cascos. Después se analizará qué decisiones se pueden tomar para cambiar esa conducta, según explicó uno de los responsables del  programa, impulsado por el Banco Mundial y la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en colaboración con el Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional de la Universidad Favaloro. Se articula también con la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y con el Ministerio de Educación.

El enfoque es novedoso: se trata de investigar sobre las razones por las que hay trabas para cambiar hábitos urbanos que inciden en perjuicio de la sociedad y se sus individuos. “El objetivo es recabar información precisa que permita diseñar alguna metodología de intervención para ver si aumenta el uso de casco”, dijo una responsable. “No se trata de dar más información, sino de encontrar mecanismos diferentes para modificar el comportamiento humano”. Este tipo de intervención basada en ciencias del comportamiento, se explicó, complementa las estrategias tradicionales de castigo, incentivo económico o educación.

En una primera etapa, se trabajará con 10 escuelas céntricas y luego se ampliará de forma escalonada. Se observará si los adultos usan casco al transportar a niños y cómo protegen a los menores. En los próximos seis meses se va a trabajar con herramientas diferentes, para ver qué pasa en los colegios y por qué muchos padres no utilizan cascos. Después se analizará qué decisiones se pueden tomar para cambiar esa conducta, se explicó.

Ya se están realizando, por un lado, controles sobre uso de casco, con sanciones; también se ofrece capacitación a motociclistas que trabajan como mensajeros. Y desde noviembre del año pasado se sucedieron distintas campañas con enfoques creativos. A fin de año se lanzó el spot “Ponete el casco”, protagonizado por el Coro de Niños y Jóvenes de la provincia, en el que 37 chicos entonan una canción que combina armonía coral y cumbia, mientras lucen cascos de colores y carteles de tránsito. Poco después, en el parque Avellaneda se hizo el “Control cantado”, en el que oficiales de tránsito y voluntarios ofrecieron a los motociclistas que circulaban sin casco la opción de pagar la multa o cantar la canción de la campaña. Luego fueron los debates de la segunda edición del Foro Tucumán Responsable. Allí el  antropólogo Pablo Wright, al hablar de la cultura vial argentina, analizó que ”falta un marco conceptual integral para entender por qué pasa eso. Las ciencias sociales pueden ofrecerlo”.

Se trata, en suma, de una iniciativa que complementa lo que se venía haciendo y aporta un enfoque audaz en busca de un cambio cultural en el tránsito, en el que hasta ahora ha reinado el caos.