Más allá de que Flavio Briatore lo negó, Franco Colapinto se juega su futuro en la Fórmula 1. El piloto argentino rendirá nuevos exámenes en Canadá y en Austria para convencer a Alpine de que merece seguir al volante por mucho más tiempo. La presión, el auto, los circuitos, su compañero de equipo y la mirada filosa del propio Briatore serán parte de la evaluación.
El plan original entre el equipo y Colapinto contemplaba un período de prueba de cinco carreras, algo a lo que el mandamás italiano le bajó un poco los decibeles. Tras tres fines de semana consecutivos de competencia, la pausa llegó justo a tiempo para que el pilarense pudiera replantear todo lo que pueda garantizarle continuidad al mando del A525. Las fechas en Montreal (este fin de semana) y Spielberg (29) serán determinantes.
1. La presión del tiempo: cuanto más se acerque el Gran Premio de Austria, mayor será la presión. Cada sesión es observada con lupa por Alpine, los medios y los fanáticos. Hasta ahora, Colapinto ha demostrado templanza: sus errores no parecen haber sido fruto de la tensión. Sin embargo, necesitará aún más precisión y frialdad en estos compromisos clave. Briatore, consejero ejecutivo del equipo, lo dijo sin rodeos: "Si lo hace bien, conducirá para siempre". Por eso parece ser que cada vuelta es casi un veredicto.
2. Adaptación express: el A525 ha mostrado altibajos en lo que va del año, aunque con cierta mejora respecto a 2024. Aún así, no es un auto fácil. Canadá y Austria representan dos desafíos muy distintos: uno es semiurbano, con muros cerca y superficies irregulares; el otro, corto y técnico, con muchas subidas y bajadas. La capacidad de Colapinto para adaptarse rápido a cada trazado será clave. Todavía está conociendo el coche y necesita entenderlo en profundidad para exprimir su potencial.
3. La vara: superar o acercarse consistentemente a su compañero de equipo es el camino más claro para convencer. Pierre Gasly es un piloto con experiencia, que sirve como referencia interna. En Mónaco y España, la diferencia entre ambos fue notoria. Achicar esa brecha no sólo reforzaría la confianza del equipo, sino que lo posicionaría como una apuesta real para el futuro. La presión puede ser agobiante, pero también un combustible poderoso.
4. Un equipo sin resultados: Alpine arrancó 2025 con la ambición de estar entre los seis primeros equipos. Hoy, pelea desde atrás. El bajo rendimiento colectivo dificulta cualquier posibilidad de lucimiento individual. En España, por ejemplo, el auto de Colapinto se detuvo de forma sorpresiva en plena clasificación. Aun si hace todo bien, su destino también depende de un monoplaza que no siempre está a la altura.
5. Evitar errores costosos: en este contexto, un accidente puede ser fatal. No sólo por los daños materiales o el tiempo perdido, sino por el mensaje que envía. Colapinto ya tuvo incidentes importantes: en Imola, arriesgó de más en la qualy 1 y terminó contra las barreras. Aprender de eso es imprescindible. No puede volver a tropezar en el mismo punto.
6. ¿Mismo apoyo para ambos pilotos? no todos los recursos se reparten por igual, aunque nunca se diga en voz alta. Ingenieros, simulador, piezas nuevas: todo puede inclinarse hacia quien muestre más. Si Colapinto da señales de progreso sostenido o se adapta mejor que Gasly a determinadas condiciones, podría empezar a recibir más respaldo. Si ocurre lo contrario, la balanza se inclinará hacia el francés. Y en esta F1 impaciente, eso puede ser decisivo.
7. Dos circuitos, dos exámenes: el Gilles Villeneuve es un trazado traicionero: muros cercanos, frenadas fuertes, asfalto bacheado. La agresividad, marca registrada de Colapinto, deberá dosificarse. Aquí se premia la precisión, no el riesgo extremo. Será su debut en esta pista. En cambio, en Austria ya tiene una experiencia valiosa: el año pasado logró un segundo puesto en la F2. El Red Bull Ring es rápido, con desniveles y curvas exigentes. Si el Alpine responde bien en rectas, podría exprimirlo al máximo. Eso sí: deberá cuidar los neumáticos y evitar el desgaste que su estilo de manejo puede generar en los tramos más exigentes.
En resumen: Colapinto no corre solo contra el cronómetro ni contra Gasly. Corre contra la lógica despiadada de la Fórmula 1. Para quedarse, no alcanza con cumplir: tiene que superar las expectativas. Briatore ya lo dejó claro: “Si alguien no avanza o no me trae resultados, lo cambio”. Por ese motivo, Franco tiene dos carreras para demostrar que su lugar no está en discusión. Es ahora o nunca.