Joaquín Morales Solá
La Nación
El Gobierno y el presidente en particular tienen el derecho de aclarar o desmentir una información falsa. Cómo no. El periodismo también se equivoca porque es perfectible por naturaleza. Pero no se trata de esa natural y tensa convivencia entre el poder y la prensa lo que estamos viviendo ahora. Existe una estrategia fácilmente comprobable para enfrentar a la sociedad con el periodismo independiente. De esa estrategia se ha excluido al periodismo que milita en distintos bandos, incluido el más opositor al Gobierno. El objetivo casi exclusivo y excluyente es el periodismo independiente porque ese es el periodismo más creíble para la mayoría de la sociedad.
Acosar y difamar al periodismo significa otro desprecio a las instituciones de la democracia. No puede existir una sociedad libre si no está debidamente informada. No puede existir una república auténtica sin un periodismo libre. La comprobación de que populismos autoritarios se están imponiendo en países de Occidente con larga tradición democrática no puede justificar las transgresiones argentinas. Debemos luchar, por lo tanto, para que no sigamos formando parte de esas excepciones en el mundo. Porque a pesar de todo en la mayoría de los países occidentales se ejerce libremente el periodismo, aunque una de las más destacadas excepciones a esa regla ocurra donde está, o estaba, la democracia más respetada del mundo.
Los periodistas celebran su día bajo una tormenta de agraviosMuchos se preguntan qué debemos hacer ante un hostigamiento insistente y sorpresivo. Tenemos desde ya el derecho a la protesta, el derecho a reclamar respeto a nuestra profesión y a nuestras personas. Pero la mejor respuesta será siempre el ejercicio responsable del periodismo. No podemos estar solo pendientes de una pelea que no la iniciamos ni nos gusta, porque descuidaremos en ese caso nuestra misión fundamental en la vida, que es contarle a la sociedad las cosas que el poder no quiere que sepa.
Análisis de la información
Nuestra misión esencial es informar, discernir entre los importante y lo anecdótico, acompañar la información con el análisis de la información. Nuestra misión no será nunca entretenernos con peleas que solo les importan a muy pocos. Y debemos tener en cuenta que esa estrategia oficial en marcha no aplica una censura directa. No conozco, al menos, que haya habido actos de censura claros y explícitos. Pero se busca algo peor que la censura: la autocensura, provocada por el temor a la agresión y al escrache presidencial. Muchos colegas pueden preferir callar antes que verse convertidos en objetivos de las insultantes descalificaciones de quien ejerce la más alta magistratura de la Nación. Por eso, desde aquí le decimos al señor presidente de la Nación, con el mayor de los respetos a su investidura: no existe la libertad, señor presidente, si no existe un periodismo libre que pueda trabajar con tranquilidad.
Adepa reunió a especialistas para debatir sobre plataformas, propiedad intelectual y desafíos reguVemos también con preocupación la indiferencia de muchos sectores sociales frente a las agresiones al periodismo. Este silencio que aturde incluye a los dirigentes políticos de casi todos los partidos, a los dirigentes empresarios y sindicales y a los líderes religiosos del país. Claro que hay excepciones, pero son muy pocas y muy solitarias. Y hay también conversos: políticos que antes defendían la libertad del periodismo cuando era agredido por otra facción política, y que ahora se suman al coro de los que ofenden al periodismo desde el poder. A esos conversos le decimos que el periodismo no dudará en defenderlos a ellos cuando les llegue a ellos la hora de que los maltraten.
*Discurso pronunciado el pasado jueves, en la Biblioteca Nacional, durante el acto de entregas de las Plumas de Honor de la Academia Nacional de Periodismo.