Comenzó anoche la final de la NBA. Y el primer partido no pudo tener una definición más infartante: Indiana Pacers venció 111-110 a Oklahoma City Thunder como visitante, en el Paycon Center, con un doble sobre la chicharra de Tyrese Haliburton que rompió un impactante récord.
Durante todo el partido, los Thunder lideraron el marcador, con una superioridad marcada en el juego por momentos. Con una gran actuación de Shai Gilgeous-Alexander, que anotó 38 puntos, llegaron a sacar 15 puntos de ventaja en el arranque del último cuarto.
A falta de tres minutos para el final del partido, los locales se imponían por nueve puntos. Una ventaja que, en la historia de las Finales de la NBA, era prácticamente irreversible. De hecho, desde 1971 en adelante, en 182 partidos se dio esta diferencia a falta de tres minutos, y nunca un equipo la revirtió. Hasta anoche.
Con un parcial de 15-4, los Pacers se pusieron a un punto. Los Thunder tuvieron dos posesiones para estirar la ventaja, pero no pudieron anotar. Y a falta de pocos segundos, Haliburton, elegido como el jugador más “sobrevalorado” por sus propios colegas en la primera fase, recibió la pelota en campo rival, y tras meterse en la zona de doble, frenó y lanzó al aro, anotando con apenas 0.3 segundos restantes. Ese doble sentenció el triunfo de Indiana, que logró un triunfo heroico.
A puro corazón, los dirigidos por Rick Carlisle dieron el primer paso en la gran final. Este domingo, otra vez en Oklahoma, se jugará el segundo partido de la serie.