En horas de la mañana, cuando los primeros rayos de sol comenzaban a teñir de dorado el césped del complejo Natalio Mirkin, Pablo Hernández volvió a pisar un terreno conocido. Esta vez, sin botines ni pantalones cortos, pero con el corazón tan entregado como cuando se vestía de “rojiblanco”. Acompañado por los dirigentes Bruno Sogno, León Kristal y Rodrigo Semrik, el ex mediocampista fue presentado oficialmente como nuevo manager de San Martín ante el plantel profesional. Entre abrazos y sonrisas, se reencontró con viejos compañeros como Darío Sand y Juan Cuevas, testigos y partícipes de un pasado reciente que aún sigue fresco en la memoria del hincha.
La imagen de “Tucu” firmando el contrato en una de las oficinas del complejo sintetiza lo que siente: un hombre que eligió quedarse, que decidió apostar por el club incluso cuando su cuerpo le pidió frenar. Después de rubricar su nuevo rol, recorrió las instalaciones de Cebil Redondo y dialogó largamente con Ariel Martos, con quien ya compartía una relación de respeto y admiración mutua.
“Ariel es una persona que conoce el club, es hincha. No hay que ir tan lejos para buscar algo con lo que no nos sintamos identificados. Él sabe lo que la gente necesita. Está haciendo un gran trabajo y hay que aplaudirlo, porque no es fácil sacar esa cantidad de puntos en su primera experiencia como cabeza de grupo”, valoró Hernández, en las que fueron sus primeras palabras como manager del “Santo”.
Su nuevo rol se gestó en silencio. Luego de su retiro por lesiones al final de la temporada pasada, Pablo se tomó unos meses para pensar sobre su futuro.
“Mi cabeza tenía muchas ganas, mi corazón también, pero sentía que mi herramienta, mi cuerpo, no daba. No quería ser un problema. Quería dejar lugar a los que venían atrás, a los que podían hacer más la diferencia”, explicó “Tucu” en diálogo con LA GACETA, con un bajo tono de voz y la misma honestidad con la que siempre se manejó en su carrera.
El año pasado había sorprendido a todos volviendo del retiro futbolístico para cumplir su sueño de jugar en San Martín. “Era algo que se siente con el corazón”, decía entonces, emocionado.
Jugó 28 partidos, marcó un gol (frente a San Telmo en la Isla Maciel) y dio una asistencia (contra Deportivo Maipú en La Ciudadela). Sin embargo, el cuerpo le marcó los límites y decidió ponerle punto final a su travesía como jugador, más allá del deseo de intentarlo una vez más.
Pero, tras algunas semanas de reflexión junto a su familia, llegó la propuesta de la dirigencia. “Estaba en casa, dedicado a mi familia, pero sería necio decir que no extrañaba el fútbol. San Martín me da otra vez la oportunidad de sentirme importante, de ser parte. No lo dudé. Cerramos todo en poco tiempo”, contó.
Tal es así que Pablo no oculta el entusiasmo con el que asume esta nueva etapa. “Me siento bien, feliz, con muchas ganas. Creo que es una linda oportunidad en la cual la gente apostó por mí. Quiero traer lo necesario, lo que el cuerpo técnico necesite para lograr el objetivo. Todos vamos a ser juzgados a fin de año, eso lo tengo claro. Y queremos lograrlo. Tantas derrotas, tantas veces lucharla… creemos que lo podemos conseguir”, aseguró el ex O’Higgins de Chile, convencido de que el objetivo del ascenso está más vivo que nunca.
Con el mercado de pases encima -queda un poco menos de una semana para su cierre-, sabe que el margen en Bolívar y Pellegrini es acotado. “Es un mercado complicado y corto. Tenemos cuatro cupos y ya estamos trabajando fuerte. Hay jugadores que quieren ir a equipos de Primera, por eso estamos haciendo un gran esfuerzo. Queremos jerarquía, que los refuerzos vengan a sumar, que no les pese la camiseta. Necesitamos ese toque de clase que marque la diferencia”, detalló Hernández, prácticamente como un experto en la materia.
El flamante manager del “Santo”, en medio de la algarabía por su nuevo puesto, también se mostró consciente de la competencia que existe con clubes de otras categorías. “Es difícil competir con equipos de Primera, que tienen más posibilidades y más tiempo de mercado. Pero San Martín es tentador. Hay que convencer al jugador, buscar más allá de la categoría. Jugadores con jerarquía pueden marcar la diferencia acá”.
Claro; su experiencia internacional y contactos pueden ser una ventaja. “Esa también es la idea. Estar más cerca de los jugadores, tener relación con ellos da un plus. Mi idea es fortalecer al equipo que ya está. Los chicos están haciendo un gran trabajo. El que venga debe ser un refuerzo, no un recambio”, aclaró con convicción Hernández, que detalló como fue el reencuentro con Sand, Cuevas, Gustavo Abregú, Juan Orellana y Gonzalo Rodríguez, algunos de los futbolistas con los que compartió vestuario.
“Se quedaron acá y eso me pone muy contento. Ellos sostienen el legado de lo que se hizo. Son referentes del club, del equipo y de los chicos. Van a marcar el camino para lograr lo que todos queremos”, remarcó Hernández, que le había puesto punto final a su carrera luego de la eliminación a manos de Gimnasia de Mendoza en el Reducido. Desde entonces, mucha agua pasó bajo el puente.
De las heridas a la reconstrucción
No obstante, Hernández no esquivó la pregunta. El manager reflexionó sobre el golpe anímico del ascenso inconcluso y los rumores que circularon en aquel entonces. “No hay que desviar la energía en lo que ya pasó. No se puede cambiar. Hay que pensar en lo que viene. Aprender de los errores. El fútbol siempre da otra oportunidad. Y eso es lo lindo. Queremos que San Martín esté en Primera”, sentenció.
Para él, este nuevo rol no significa alejarse del fútbol, sino una forma distinta de seguir dentro. “El manager no deja de hablar de fútbol. Es algo que viví toda mi vida. Quiero lograrlo. San Martín está en la división equivocada, pero tengo fe en que el premio va a llegar”, confesó “Tucu”, que brindó más detalles sobre su función como manager, una figura que no ocupaba el organigrama desde octubre de 2023, cuando Alexis Ferrero dejó ese rol.
“No tengo un proyecto a largo plazo porque San Martín necesita resultados ahora. Pero tengo muchas ganas. Me asesoro con ex compañeros que están en otros clubes. Sé que hay una forma de manejarse: la honesta, la transparente. No estoy acá para pasar el tiempo. Si puedo ayudar, lo voy a hacer. Tengo mi carrera hecha, ahora quiero llenar el vacío que me dejó dejar de jugar. Esto me llena. Y me hace bien”, sentenció.
En definitiva, “Tucu” no se fue: simplemente cambió de camiseta. Hoy, en lugar de la número 8, lleva puesta la de la gestión. Pero el objetivo es el mismo de siempre: ver a San Martín donde se merece estar.