“Alguien dijo una vez, que yo me fui de mi barrio, ¿Cuándo?... ¿pero cuándo? ¡Si siempre estoy llegando!” , recitaba Aníbal Troilo en un viejo vinilo. La frase, envuelta en nostalgia, todavía vibra en la memoria de Romain Nadal.

El embajador de Francia en la Argentina recuerda con nitidez cómo su padre escuchaba a Mercedes Sosa y al “Bandoneón Mayor” de Buenos Aires. Aunque su acento natal lo delata, Nadal habla un español impecable. Nació en Montpellier el simbólico 19 de mayo de 1968, en plena ebullición social; se crió en Nîmes y construyó su destino a fuerza de pasiones: la docencia, la lectura, el cine latinoamericano y la convicción de que la cultura es un puente entre pueblos.

De joven lo apodaron “el revolucionario”, no sólo por su fecha de nacimiento sino por su carácter curioso, crítico e indisciplinado, que canalizó en una carrera diplomática marcada por la sensibilidad y el compromiso. Hoy llega a Tucumán para participar en el acto por los 150 años de la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi y los festejos por el centenario de la Alianza Francesa local. De espíritu mediterráneo, habló con LA GACETA.

- ¿Pesó su entorno familiar y cultural para ser diplomático?

- Tuve una doble influencia. Por un lado, mis padres: mi madre era maestra en una escuela de formación docente muy parecida a la Normal y mi padre, catedrático de español. Crecí literalmente en una escuela. Me llevaban con ellos, y eso me marcó la importancia de la educación como columna vertebral de la sociedad. Por otro lado, Nîmes, con sus monumentos romanos -el anfiteatro, el templo, el acueducto- y su diversidad cultural, fue clave para mi formación. Viví rodeado de familias españolas que llegaron por la inmigración económica de los 70. Mi infancia fue profundamente hispánica: veraneaba en El Escorial, en España, y hablaba español en el barrio. El entorno pluricultural me orientó hacia la diplomacia.

- ¿Influyó su padre en su dominio del idioma y en su relación con América Latina?

- Muchísimo. En casa se escuchaba música latinoamericana, se leían novelas y diarios en español; aprendí el idioma de manera natural, jugando. Mi padre tenía discos de Mercedes Sosa, de tango… Recuerdo en particular un vinilo de Troilo con “Nocturno a mi barrio”. Esas letras me quedaron grabadas; así como el idioma, la música fue un modo de acercarme a América Latina.

- ¿Qué anécdota lo marcó?

- Nací en pleno movimiento estudiantil. Siempre se burlaron de mí por eso: en la escuela me decían que iba a ser problemático. Quizás tenían razón. Era curioso, crítico, y esa inquietud me fue llevando naturalmente hacia el servicio diplomático. Como estudiante en París, iba siempre al cine latino, me fascinaban las películas argentinas, mexicanas… Eso alimentó una pasión que luego se convirtió en profesión.

- Fue embajador en Venezuela. ¿Qué experiencias se llevó?

- Fue un desafío inmenso. Estuve allí seis años, entre 2017 y 2023, en medio de una crisis multidimensional: política, humanitaria, migratoria... Trabajamos mucho con la sociedad y con todos los actores políticos, tratando de contribuir a una salida democrática. Fue una gran escuela de diplomacia en tiempos de crisis. Aprendí a actuar en equipo, con humanidad y compromiso.

- ¿Qué lo sorprendió de la Argentina?

- Llegué el 4 de agosto de 2023, en plena campaña presidencial. Gracias a la Cancillería argentina, observé el escrutinio de las PASO. Mi primer contacto fue con su vida democrática. Me impactó la pasión política, la movilización ciudadana y la elección de un presidente como Javier Milei, que no venía del sistema tradicional. Luego descubrí el país profundamente cultural, con una programación intensa en Buenos Aires y las provincias. Sobre todo, una nación muy abierta al mundo.

- ¿Qué significa participar de los festejos de la Normal?

- Es un honor profundo, la escuela tiene una trayectoria ejemplar al servicio del plurilingüismo, la educación pública y la formación docente. Su aniversario simboliza los valores que compartimos con la Argentina: el conocimiento, la apertura al mundo y el progreso social. Además, la cooperación educativa es uno de los pilares más fuertes del vínculo entre nuestros países.

- ¿Probó la gastronomía local?

- ¡Claro! Probé las empanadas, la humita y el famoso sándwich de milanesa. Me sorprendieron su sabor, la calidad de los productos y el orgullo con que se ofrecen. La cocina también es cultura, y compartir una mesa es siempre una alegría.

- ¿Cómo percibe el vínculo cultural argentino con Francia?

- Es un vínculo recíproco, vivo y de larga data. Hay un diálogo constante entre nuestras culturas. El Instituto Francés de la Argentina desarrolla numerosas iniciativas para promover el intercambio: exposiciones, encuentros literarios, cine, música, formación artística, talleres y colaboraciones académicas. Está en constante renovación.

- Francia lanzó programas como “Orillas Nuevas” para apoyar proyectos culturales en la Argentina, ¿qué objetivos persigue?

- Es una iniciativa del Instituto Francés que busca fomentar colaboraciones creativas entre artistas, investigadores y gestores culturales de ambos países. Apoya residencias, obras compartidas y encuentros interdisciplinarios para promover una cooperación cultural inclusiva, horizontal y contemporánea.

- ¿Hay acciones específicas en Tucumán o el norte argentino?

- Sí. En el plano educativo, la Embajada de Francia y el Instituto Francés de la Argentina apoyan a varias instituciones. La Escuela Normal, por ejemplo, cuenta con el Label FrancEducation desde 2019. Expertos franceses participan regularmente en congresos educativos en Tucumán, y estamos en diálogo para desarrollar nuevas acciones culturales en la región. Me alegra anunciar que el 2º Seminario Regional del Label FrancEducation en América Latina se celebrará en Buenos Aires el 12 y 13 de junio, con representantes de nueve países, y Tucumán estará presente.

- En el contexto actual, ¿cuáles son los desafíos y oportunidades para la relación bilateral?

- Más que nunca, debemos reforzar la cooperación educativa, científica, cultural y económica. Francia y la Argentina comparten valores fundamentales y una amistad histórica. Queremos ser un socio confiable para el desarrollo sostenible del país y seguir promoviendo el diálogo entre nuestras sociedades civiles.

- ¿Cuál es su mensaje para el pueblo tucumano?

- Uno de confianza, respeto y esperanza. Francia cree en el poder transformador de la educación, de la cultura y de los idiomas. Tucumán es una provincia clave para la cooperación francesa en el NOA, especialmente en lo educativo y cultural. Sigan apostando por la educación pública, por el aprendizaje de lenguas, por la apertura al mundo. Francia está y estará a su lado. Como decía Alberdi: “No hay civilización sin el conocimiento de otras lenguas: cada lengua nueva es una llave para otro mundo”.

Homenaje en la Alianza Francesa

Durante su visita a Tucumán, el embajador será homenajeado en un acto especial organizado por la Alianza Francesa de Tucumán y la Fundación Emilio J. Cartier. El encuentro se llevará a cabo el martes a las 11 en la sede de la institución, Mendoza 257. En esa ocasión se le entregará la Distinción Paul Groussac y se descubrirá una placa conmemorativa por los 100 años de la entidad en la provincia.