Se la anuncia como una “propuesta totalmente diferente, llamativa y novedosa en Tucumán donde el público no viene a ver una obra de teatro sino a participar de una premiación con vinos, picadita, risas y mucho brillo en la cual en todo momento será sorprendido con lo que va sucediendo”.
Desde el vamos, entonces, “Lo que mata es el ego” toma distancia de la puesta convencional con artistas sobre el escenario y la platea llena. “Todo sucede entre la gente, por la cual la invitamos a concurrir con un código de vestimenta elegante sport, como invitados a la gran gala”, adelanta Emanuel Lobo, quien actúa junto a Nuria Blasco, Paulina Salinas y Martín Roldán en el texto escrito y dirigido por Emiliano Murga.
La coproducción de Los TucuTeatro y El Taller Teatro se repondrá esta noche a las 22 en La Paloma (Santiago del Estero 1.352), cuyo espacio fue adecuado para la fiesta.
“Está planteada como una obra inmersiva, en la cual el público deja de ser un simple espectador y pasa a ser un invitado más; convive con los actores, está al lado de ellos, dialoga con ellos, comparten las mesas, se sacan fotos hasta que son llevados al punto en que se olvidan que están en un teatro y se sumergen en la dinámica de la farándula. Y cuando llega el momento de premiar a actores y actrices, vamos a encontrar las caras del ganador y del perdedor, del que va por figurar, del que parece que se alegra pero en realidad se muere de envidia... todo lo que puede suceder, sucede; hasta lo inesperado”, admite Lobo a LA GACETA.
Por la puesta, el público es activamente partícipe de los hechos, “por voluntad propia, porque se va entregando a un juego bello hasta que sucede algo sorpresivo”. “Uno siempre quiere ganar, subir al podio. Al perder se siente tristeza e indignación, porque justamente tu ego te lleva a creer que sos el merecedor del premio; pero también felicidad cuando un ser querido se lleva un reconocimiento”, añade.
Ego
El actor califica al ego “como un exceso de autoestima, un creído; en nosotros los artistas, lo veo como esa necesidad absurda de creerte mejor que los demás, superior a otros, el que tiene la última Coca Cola del desierto”. “Todos -en algún punto- somos egocéntricos o experimentamos el ego, que no siempre es algo malo porque está bueno creérsela un poco y estar seguro de que lo que hacés es bueno. El tema es no llevarlo al extremo donde uno se cree prácticamente un dios andante. En cambio, ser egoísta pasa por una cuestión más de cómo sos con los otros, tu falta de empatía o solidaridad”, aclara.
“La metáfora que usamos en la obra está basada en la necesidad imperiosa de ser reconocidos: jugamos con eso, con la desesperación de ganar, de que alguien me diga que soy el mejor delante de la gente. Todo se lleva a la locura cuando lo demás deja de importar y te enfocas solamente en que tu ego sea alimentado todo el tiempo y considerás que la opinión de los demás es la correcta solamente si recibís el premio”, concluye.
Propuestas: opciones escénicas
A las 20 y a las 22 serán las últimas funciones de “Hasta agotar stock” en una de las salas de La Colorida (Mendoza 2.955); y en otra, a las 21 estará “Nada”, con Ramiro Grignola. “Carne”, de Eduardo Rovner, volverá a las 21 a La Veleta Cultural (Crisóstomo Álvarez 124). A la misma hora, en la sala Juan Tríbulo del teatro Alberdi (Jujuy 96) se verá “Vaya Ramona, vaya”, dirigida por Benjamín Tannuré. A las 21.30, en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251), Liliana Sánchez interpretará “Ese palomo herido”; mientras que en El Atelier (avenida Mate de Luna 2.930) estará “Cuando la luz se apaga”. Y a las 22, “Brevísimo”, el ciclo de textos cortos de humor cortos se despedirá en CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457), con seis elencos, autores y directores; y en El Pulmón (Córdoba 86) se repondrá “Otro mundo”, escrita y dirigida por Carlos Alsina.