La situación en Boca se agrava a cada minuto. Tras el malestar que estalló el sábado en La Bombonera, donde los cánticos contra la dirigencia alcanzaron, por primera vez, a Juan Román Riquelme, que hasta entonces parecía blindado por la idolatría; ahora la tensión interna de la CD quedó al descubierto: en las inmediaciones de Casa Amarilla aparecieron dos pasacalles con fuertes acusaciones dirigidas a integrantes de la conducción.
Uno de los mensajes apuntaba directamente a Ricardo Rosica, secretario general del club y hasta hace poco uno de los hombres de mayor confianza de Riquelme. “Rosica, traicionaste a Ameal y a Román, sos Judas”, decía el cartel, revelando una interna feroz. El otro pasacalle mencionaba también a Emiliano Algieri, dirigente con roles clave en el área de socios y la Fundación Boca Juniors: “Ricardo Rosica, Emiliano Algieri, devuelvan los 45 palos de los hierros”, rezaba la acusación, que alude a presuntas irregularidades vinculadas a obras realizadas por el club.
Ambos dirigentes ocupaban cargos de peso dentro del esquema oficialista. Rosica, como secretario general, tenía una influencia superior a la de varios vicepresidentes, sobre todo por su cercanía con el actual presidente. Algieri, por su parte, había ganado protagonismo en la gestión desde su llegada al departamento de socios, un área sensible por su contacto directo con los hinchas.
A estos carteles se suma otro dato que no pasó desapercibido puertas adentro: en la reciente asamblea de la Fundación Boca Juniors, Rosica anunció su salida de la presidencia del organismo, y Algieri también habría dejado su rol como tesorero. Aunque oficialmente no se confirmaron los motivos, dentro del club se da por hecho que ambos fueron desplazados por decisión de Riquelme, lo que confirmaría una fractura profunda en el núcleo dirigencial.
La CD de Boca parece estar quebrada
Este quiebre, según distintas fuentes, se habría terminado de evidenciar durante la última reunión de Comisión Directiva, celebrada el mismo sábado en la previa del partido contra Lanús. El mismo día en que estalló el malestar popular en la cancha, explotó también la interna dirigencial, exponiendo el deterioro de una relación que hasta hace poco parecía sólida: la de Riquelme con Rosica.
En cuanto al polémico cartel que habla de los “45 palos de los hierros”, en el club circulan versiones que vinculan esa frase con movimientos poco claros en torno a obras recientes. Sin embargo, hasta ahora no se ofrecieron detalles ni se presentó documentación que respalde la acusación.
Así, mientras Boca lucha por encontrar estabilidad futbolística, la crisis institucional crece y se hace cada vez más visible, incluso para sus propios hinchas.