A casi seis años del Mundial de Rusia 2018, Nicolás Diez, hoy entrenador de Argentinos Juniors, volvió a hablar sobre aquella experiencia al frente de la Selección Argentina junto a Jorge Sampaoli. En diálogo con ESPN, dejó entrever que hubo aspectos clave que no terminaron de cerrarse. “Creo que no tuvimos el tiempo suficiente para conocernos y conectarnos con el plantel”, deslizó, con la serenidad de quien ya procesó aquel ciclo complejo.
No fue explícito, pero sus palabras invitan a leer entre líneas. “Estábamos en el mejor lugar y no nos fue bien. Era difícil hacer un cambio drástico porque esa camada de futbolistas se merecía una revancha después de la final perdida en Brasil 2014”, recordó. “El cambio, por un tema de edad, se iba a hacer después, como finalmente ocurrió”, agregó.
Diez también se refirió a cómo ese recorrido, en medio de tensiones y expectativas, terminó siendo formativo. “La vivencia me ayudó, aunque estaba de segundo colaborador y entrenador de la Sub 20. Todo te deja aprendizajes”, explicó. Y sin entrar en detalles, destacó otro momento de alto impacto. “También la etapa en Chile: logramos la Copa América y el equipo jugó realmente bien”.
Lejos de apurarse en su carrera, el técnico dejó entrever que su evolución fue cuidadosamente pensada. “Me gusta aprender de todo, por eso demoré bastante tiempo para convertirme en entrenador”, confesó. “Primero fui analista, luego ayudante. Después, esto es fútbol y te puede ir bien o mal, son los jugadores los que te van llevando”, resumió, como quien entiende que no todo está bajo control.
Una ilusión que va creciendo
Con su presente en La Paternal, Diez muestra un perfil más decidido, aunque sigue midiendo cada palabra. “La gente se fue muy contenta por la forma en la que le ganamos a Estudiantes, un rival de jerarquía”, comentó tras cerrar la fase inicial en la cima del Grupo A. “Tenemos un estilo de juego y tratamos de respetarlo todo el tiempo”, dijo, sin querer elevar demasiado las expectativas.
En su análisis del torneo, dejó una reflexión que también parece aplicar a su filosofía. “Todos los partidos son a vida o muerte. Este sistema le da oportunidades a los que arrancaron mal pero cerraron bien”. Consciente de que el margen de error es pequeño, concluyó con un mensaje sereno pero firme. “La formación ha variado muy poco; nos ayuda que no estamos en una copa internacional. Tenemos la tranquilidad de que vamos por buen camino y hay que sostenerlo y mejorarlo”.