Un grupo de unos 50 sudafricanos blancos, descendientes de colonos europeos, llegó a Estados Unidos después de que el presidente Donald Trump les concediera el estatus de refugiados como víctimas de lo que tacha de “genocidio”. Tras regresar al poder en enero, el mandatario republicano no solo prometió una expulsión masiva de migrantes en situación irregular sino que restringió casi totalmente la llegada de solicitantes de asilo.

Con los afrikáneres hizo una excepción, pese a que Sudáfrica insiste en que no son víctimas de ningún tipo de persecución.

Un primer grupo de 49 sudafricanos blancos, en su mayoría familias de granjeros, aterrizó en el aeropuerto internacional de Dulles, en Virginia (sureste), procedente de Johannesburgo.

Los esperaban el número dos del departamento de Estado, Christopher Landau, y su homólogo en el departamento de Seguridad Interior, Troy Edgar. “Bienvenidos a la tierra de la libertad”, les dijo Landau.

En declaraciones a periodistas en la Casa Blanca poco antes de su llegada, Trump dijo que huyen de una “situación terrible” en Sudáfrica, país donde nació su asesor Elon Musk, el hombre más rico del mundo.