Durante la 17ª edición del Simposio Fertilidad 2025, que se desarrolló el 7 y 8 de mayo en Rosario, bajo la consigna “Nutrir el suelo, alimentar el futuro”, los expertos en nutrición de cultivos Esteban Ciarlo, Gerardo Rubio y Fernando García repasaron datos estratégicos por cultivo, regiones y ambientes a tener en cuenta al momento de aportar fósforo (P). Indicaron que este es el nutriente clave, que no reviste demasiada complejidad en su manejo, pero sí en la toma de decisiones informadas.
Fósforo: ¿ver o no ver?, fue el título de sus exposiciones. Según Ciarlo, esta pregunta encierra el gran dilema de qué es lo que queremos ver y qué no respecto del flujo de fósforo en nuestros suelos. Los disertantes acercaron información estratégica para hallar certezas en torno de las inquietudes sobre un nutriente clave.
“Los suelos se están quedando sin fósforo, no sólo en la región Pampeana, sino también en la NOA y NEA”, dijo Ciarlo; y agregó: “Nos estamos moviendo a zonas de deficiencias con un promedio del 53% de reposición”.
A continuación, Rubio profundizó cómo impacta el fósforo en el rendimiento de los cultivos. Señaló los aspectos más importantes de la dinámica del nutriente en la promoción del crecimiento general de la planta, su fuerte relación con la matriz del suelo, pero que requiere reposición constante.
Ventaja
“El P es retenido por la matriz del suelo, no se lixivia, no se traslada, no se pierde”, indicó Rubio como una ventaja de manejo del nutriente. Y destacó también que los umbrales críticos son relativamente independientes del rendimiento. Al cierre de su disertación, mencionó que una buena noticia es que la información sobre fertilización fosforada en la región Pampeana es igual o mejor que la relevada en países competidores.
Para concluir el bloque temático, García, consultor y docente se refirió a ¿qué tenemos que mejorar en el manejo de fósforo en nuestros cultivos? Ofreció un panorama de estrategias de manejo, basadas en los cuatro requisitos: dosis, aplicación, forma y momento, enfatizando en la forma y el momento correctos.
En este sentido, García señaló que resulta importante partir de buenos muestreos; es decir, que cada uno esté conformado por al menos 25 a 30 submuestras por muestra, incluyendo los diferentes ambientes, priorizando la aplicación en la línea, evitando la línea del cultivo anterior, y previendo la disponibilidad temprana.