Impulsados por la evidencia científica y la creciente conciencia sobre el bienestar emocional, hospitales de todo el mundo, incluyendo Argentina, están abriendo sus puertas a los animales, especialmente a los perros, como parte integral de los tratamientos para pacientes internados. 

Desde el alivio de la ansiedad hasta la aceleración de la recuperación, el impacto positivo de estos compañeros de cuatro patas está transformando el panorama de la atención médica.

La idea, aunque novedosa para algunos, tiene raíces históricas. Ya en 1860, Florence Nightingale, pionera de la enfermería moderna, observó que la interacción con animales disminuía la ansiedad en pacientes de instituciones psiquiátricas. Hoy, esa observación se ha convertido en una práctica respaldada por la ciencia y la experiencia.

Más que una visita, una terapia

Los perros, entrenados o simplemente los queridos compañeros de los pacientes, se han convertido en embajadores de amor incondicional en hospitales. Su presencia no solo brinda consuelo y compañía, sino que también facilita la comunicación, reduce la sensación de aislamiento y contribuye a un ambiente más positivo y esperanzador.

"Antes, los pacientes se angustiaban pensando en cómo estarían sus mascotas en casa", explica Daiana Pugliese, licenciada en Enfermería del Hospital Universitario Austral (HUA), una de las instituciones pioneras en Argentina. "Ahora, al ver a sus perros, notamos cómo mejora su estado de ánimo y, fundamentalmente, su recuperación. Ves cómo se alivian y desaparece su angustia cuando los acarician", agrega.

Inspiración global, adaptación local

Hospitales en Australia, Canadá y Estados Unidos han liderado el camino en la implementación de programas de visitas de animales. En Estados Unidos, en 2016, más de 100 hospitales ya permitían estas visitas de manera controlada. La Society for Healthcare Epidemiology of America (SHEA) incluso ha publicado recomendaciones para garantizar la seguridad y el bienestar tanto de los pacientes como de los animales. 

Estas recomendaciones incluyen:

-Edad y domesticación: los animales deben tener al menos un año de edad y estar domesticados.

-Prioridad a los perros: la SHEA recomienda centrarse en perros, dada su capacidad de entrenamiento y confiabilidad.

-Evaluación individualizada: el grado de interacción se adapta a la salud y el estado mental del paciente.

Restricciones claras: se prohíben las visitas en casos de pacientes en aislamiento por gotitas, con deterioro cognitivo significativo o inmunocomprometidos.

Argentina se suma a la tendencia

El Hospital Universitario Austral (HUA) se inspiró en experiencias internacionales, como las de la Clínica Cardio VID de Colombia y el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), para desarrollar su propio protocolo de visitas de mascotas. Los casos de éxito y los proyectos innovadores:

-Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT): su "Proyecto Cuatro Patas" acompaña a pacientes que necesitan la compañía de sus mascotas.

-Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC): su programa "Frida en Acción", nombrado en honor a la primera mascota visitante, destaca el impacto emocional positivo de estas visitas.

-Mascotas de la Ciudad: su programa "Perros que Ayudan", en colaboración con la Fundación Bocalán Argentin, ofrece acompañamiento terapéutico con perros entrenados en centros de salud mental de la Ciudad de Buenos Aires, mejorando la comunicación, la motivación y el control de impulsos en los pacientes.

-Seguridad y Protocolos Rigurosos: conscientes de los riesgos potenciales en un entorno hospitalario, las instituciones implementan estrictos protocolos de seguridad e higiene.