Con el furor de la serie El Eternauta, en Netflix, basada en una de las historietas de ciencia ficción más significativa e influyente de la Argentina, se reactivó la búsqueda de los nietos o las nietas del creador de la obra original Héctor Germán Oesterheld.  En la vía pública y en las redes sociales, las agrupaciones de derechos humanos recuerdan que la familia Oesterheld fue víctima de la última dictadura cívico-militar de la Argentina. Todavía se desconoce el destino de la mayoría de los integrantes de la familia. 

“¿Estás mirando El Eternauta? Si es así y naciste en noviembre de 1976 o entre noviembre de 1977 y enero de 1978 y tenés dudas sobre tu identidad o la de alguien que nació en esas fechas, contactate con Abuelas de Plaza de Mayo”, dice uno de los posteos de la agrupación HIJOS.  

También en los afiches de promoción de El Eternauta, en Buenos Aires, se pueden ver pegadas las fotos de la familia completa de los Oesterheld, junto a la imagen de Juan Salvo, interpretado por Ricardo Darín, el protagonista de la serie de ciencia ficción argentina. 

“Seguimos buscando a los nietos nietas de Héctor Germán Oesterheld y Elsa Sánchez, y tal vez estén viendo esta serie basada en su obra y de Francisco Solano López”, recuerdan las publicaciones. 

La familia Oesterheld

Oesterheld era militante montonero y fue desaparecido por la dictadura de Jorge Rafael Videla, junto a sus cuatro hijas, sus yernos y dos de sus nietos nacidos en cautiverio. 

El 27 de abril de 1977, a sus 57 años, fue secuestrado en La Plata por un grupo de tareas de la dictadura cívico-militar. Fue visto en la comisaría de Villa Insuperable, El Embudo y Campo de Mayo, pero su paso más documentado fue por el centro clandestino de detención, tortura y exterminio El Vesubio, en Aldo Bonzi, en un predio del Servicio Penitenciario Federal. 

Una familia marcada por una historia violenta 

Como tantas familias en Argentina, la historia de los Oesterheld fue atravesada por la tragedia y la violencia de la última dictadura. Por su militancia política fueron perseguidos y secuestrados por grupos de tareas uno por uno. Sus cuerpos nunca aparecieron. Dos de las hijas de Héctor, Diana y Marina, estaban embarazadas. Elsa Sánchez, esposa de Héctor y la única sobreviviente de la familia, buscó a sus nietos hasta el último día de su vida, sin poder encontrarlos. Hoy, Abuelas de Plaza de Mayo sigue con la búsqueda. 

Elsa Sánchez

La primera Oesterheld en ser raptada fue Beatriz, en junio de 1976, apenas tres meses después del Golpe de Estado. Tenía 19 años. Su cuerpo apareció días después en Virreyes, provincia de Buenos Aires.   

Dos meses después, en agosto, secuestraron a Diana en Tucumán. Tenía 22 años, estaba embarazada y era madre de un niño de un año. A su compañero Carlos lo asesinaron en el mismo operativo.  

Los que quedaban vivían en la clandestinidad, pero no pudieron sobrevivir de la persecución. El 27 de abril de 1977 Héctor fue secuestrado en La Plata. Pasó por diferentes centros clandestinos de detención como El Vesubio y Sheraton. Testimonios de sobrevivientes dicen que lo vieron en muy mal estado, producto de la tortura. 

Meses después, sus otras dos hijas tampoco pudieron evitar la persecución. El 1 de julio de 1977, Estela, de 25 años, la hija mayor de los Oesteheld, fue interceptada por un grupo de tareas e intentó resistir. Hubo un tiroteo y fue herida. Se supo que fue trasladada al hospital de Adrogué, pero luego se perdió el rastro. Todavía no se conoce su destino final. A su pareja Raúl “el Vasco” Mórtola, también lo masacraron a balazos después de intentar permanecer oculto en una vivienda. 

Marina fue la última en ser secuestrada y desaparecida. En noviembre de 1977 fue raptada junto a su esposo, Alberto Seindlis, por grupos de tareas de la dictadura. Tenía 19 años y estaba embarazada de ocho meses. Tampoco se pudo encontrar sus restos ni saber el destino de su hijo o hija. 

La única sobreviviente fue Elsa, la esposa de Héctor. Después del secuestro de toda su familia, se sumó a Abuelas de Plaza de Mayo para continuar su búsqueda por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Murió en 2015, a los 90 años, sin conocer a sus nietos desaparecidos y tras perder a diez integrantes de su familia.