Alejandro Urueña
Ética e Inteligencia Artificial (IA) - Founder & CEO Clever Hans Diseño de Arquitectura y Soluciones en Inteligencia Artificial. Magister en Inteligencia Artificial.
María S. Taboada
Lingüista y Mg. en Psicología Social. Prof. de Lingüística General I y Política y Planificación Lingüísticas de la Fac. de Filosofía y Letras de la UNT.
Alega que esta tecnología no solo despierta curiosidad y creatividad como fundamentos de la reciente Orden Ejecutiva emitida desde la Casa Blanca (avanzar en la educación de inteligencia artificial para los jóvenes estadounidenses) de fecha 23 de abril del 2025 , sobre la integración de la Inteligencia Artificial (IA) en la educación de Estados Unidos, que llega como una ilusión en el contexto de banderas de innovación y liderazgo global.
Inteligencia artificial y periodismo: entre el pánico y la responsabilidadBajo la autoridad presidencial, esta medida pretende revolucionar el sistema educativo desde el jardín de infantes hasta la educación superior y formación continua, preparando las habilidades laborales para el futuro impulsado por la IA.
Con la consigna del cual soy escéptico “fomentar la competencia de la IA, equiparemos a nuestros estudiantes con el conocimiento y las habilidades fundamentales necesarias para adaptarse y prosperar en una sociedad cada vez más digital”.
Desafíos profundos
En teoría, el plan parece robusto. Incluye formación intensiva de educadores, desarrollo de programas públicos y privados, creación de un desafío presidencial nacional de IA, y fortalecimiento de aprendizajes prácticos en campos relacionados con la inteligencia artificial. Todo con un despliegue burocrático notable, que implica desde el Secretario de Educación hasta directores de diversas agencias federales.
Sin embargo, una mirada crítica revela cautela y desafíos profundos en esta propuesta. El esfuerzo institucional, aunque encomiable, puede estar paradójicamente preparando a los estudiantes para profesiones que podrían desaparecer rápidamente debido a la misma tecnología que se busca enseñar.
Rápida evolución
La IA, por definición, evoluciona más rápido que cualquier currículum académico. Al centrar la formación en competencias específicas relacionadas con “ocupaciones actuales”, se corre el riesgo de educar a generaciones enteras en habilidades cuya relevancia podría ser efímera. Más preocupante aún es la estructura misma del sistema educativo, que, pese a las ambiciosas declaraciones de modernización, sigue fundamentado en métodos y enfoques de siglos pasados: horarios rígidos, clases presenciales, evaluaciones estandarizadas.
Integrar inteligencia artificial en un modelo educativo que aún lucha con problemas básicos como la inequidad, la obsolescencia curricular y la falta de infraestructura digital suficiente, es como intentar colocar piezas de alta tecnología en un vehículo diseñado hace dos siglos. Podremos hacer ruido, pero difícilmente avanzaremos al ritmo necesario.
Repensar el modelo
El desafío esencial de esta orden ejecutiva no reside únicamente en integrar la IA, sino en repensar radicalmente el modelo educativo. El objetivo debería ser desarrollar en estudiantes y educadores capacidades críticas como la adaptabilidad, el pensamiento crítico y la creatividad, precisamente las competencias que ningún algoritmo podrá reemplazar fácilmente.
Esta iniciativa presidencial podría ser el primer paso hacia una verdadera revolución educativa si logra superar la tentación de simplemente “añadir” IA a un sistema anacrónico. De lo contrario, corremos el riesgo de estar afinando los violines mientras el barco ya hace agua.