WASHINGTON, Estados Unidos.- A punto de cumplirse 100 días de la vuelta al poder de Donald Trump, el salvadoreño Kilmar Ábrego García es una pesadilla para el gobierno del republicano, ante el empeño de jueces y demócratas en defender su derecho a un juicio.

Por un lado Trump y su equipo machacan a diario que no se trata del padre de familia que pinta la prensa sino de un hombre peligroso. “No es un tipo inocente” sino “un migrante ilegal, miembro de la pandilla MS-13 y terrorista extranjero”, declaró el republicano leyendo un documento de su gabinete. “Esto sale del Departamento de Estado y de fuentes legítimas (...) se supone que es algo certificado”, dijo.

La historia tiene otra cara defendida por los tribunales estadounidenses y la oposición como la única verdadera. Los jueces, incluida la Corte Suprema de mayoría conservadora, piden a la administración Trump que “facilite” el regreso de Ábrego García después de que reconociera que fue expulsado por un “error administrativo”. Y es que en 2019 una corte revocó permanentemente la posibilidad de expulsarlo a El Salvador.

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El último juez en tomar la palabra en una corte de apelaciones consideró “impactante” que el gobierno deje al salvadoreño en “un limbo interminable sin recurso a la ley”.

Los demócratas, en un intento de hacer frente al republicano, cerraron filas en torno al salvadoreño. El senador Chris Van Hollen logró reunirse con Ábrego García, recluido en la prisión de alta seguridad Cecot.

Contra la academia

El otro frente que tiene abierto el gobierno republicano es su disputa con la Universidad de Harvard, la más prestigiosa del país, que rechaza que supervisen a qué alumnos admite y los contenidos que se dictan en las clases. Esta semana, los congresistas republicanos anunciaron que van a investigar a esa institución y pidieron en un carta dirigida a la universidad datos sobre sus prácticas de contratación, programas de diversidad y las protestas pro-palestinas en el campus del año pasado.

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La carta, firmada por los representantes James Comer y Elise Stefanik, fustiga al rector, Alan Garber, por rechazar las demandas de la Casa Blanca, que ha congelado 2.200 millones de dólares en financiación.

Harvard es la última de una serie de universidades de alto nivel en el punto de mira del trumpismo. Pero mientras que la Universidad de Columbia, en Nueva York, cedió a demandas de menor calado, Harvard aseguró que no “negociará su independencia o sus derechos constitucionales”.