El estado del cuero cabelludo es un reflejo directo de nuestra salud capilar. No siempre prestamos atención a lo que ocurre “debajo” del pelo, pero lo cierto es que este tejido sensible puede enviar señales tempranas cuando algo no anda bien. 

Detectar a tiempo los cambios y síntomas es clave para mantener el equilibrios del ecosistema capilar y evitar problemas más serios como la caída excesiva o afecciones dermatológica como la alopecia androgénica, la dermatitis seborreica y la foliculitis decalvante. 

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Aunque distintas entre sí, todas estas afecciones comparten un síntoma que puede afectar seriamente el día a día de quien lo padece: la picazón constante. Si bien algunas de estas enfermedades son crónicas y no tienen cura definitiva, muchas pueden controlarse con tratamientos específicos, una rutina de higiene adecuada y ciertos ajustes en el estilo de vida.

¿Cómo detectar si tu cuero cabelludo está dañado?

Alopecia androgénica: el impacto de las hormonas masculinas

La alopecia androgénica, más conocida como calvicie común, es la principal causa de pérdida de cabello. Sus síntomas son: caída del cabello aumenta, disminuye la densidad capilar y el grosor del tallo piloso, según explicó el médico Steven Walker, del Hospital Capilar de España, a Hola.

Esta condición es impulsada por la dihidrotestosterona (DHT), una hormona derivada de la testosterona, que provoca una miniaturización progresiva de los folículos pilosos. No tiene cura.

Foliculitis decalvante: inflamación con cicatrices

La foliculitis decalvante, aunque menos frecuente, es una afección inflamatoria crónica que puede resultar en la destrucción permanente de los folículos pilosos. Generalmente asociada a infecciones bacterianas, comienza con pústulas y picazón en la coronilla, pudiendo evolucionar a zonas calvas definitivas.

Dermatitis seborreica: un hongo que afecta el cuero cabelludo

Por otro lado, la dermatitis seborreica es otra de las afecciones comunes del cuero cabelludo, que también puede afectar otras áreas del cuerpo. Se presenta con descamación, picazón y enrojecimiento, y es causada por un hongo que, aunque suele pasar desapercibido, puede provocar molestias persistentes.