Escondido a 2780 metros de altura, donde solo se puede acceder en un "viaje polvoriento en autobús", se encuentra uno de los pueblos más hermosos del mundo. Guardada en el corazón de la meseta montañosa y aislada por dos ríos se encuentra Iruya, una de las 50 localidades más bellas del planeta.

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En 2023, la prestigiosa revista de turismo de lujo, Condé Nast Traveler reconoció mundialmente a Iruya, una pequeña localidad de Salta, en su lista de los 50 pueblos más hermosos del mundo. El título celebra la belleza natural del poblado, con sus quebradas de colores, su arquitectura quedada en mitad del siglo XVIII y las experiencias únicas que allí pueden vivirse.

Un pueblo quedado en el tiempo

Iruya es un tesoro escondido entre montañas, un rincón pintoresco en los faldeos orientales de la sierra Santa Victoria, al norte de la provincia de Salta. Al llegar a Iruya, la primera impresión es la de un pueblo "colgado en la montaña", una isla rodeada por los ríos Milmahuasi y Colanzulí, creando un paisaje único.

El poblado se desarrolla hacia arriba y hacia abajo a través de pequeñas calles de fuertes pendientes adaptadas a la topografía del lugar. Las callejuelas estrechas y la arquitectura colonial transportan a los visitantes a un pasado de 250 años, donde las tradiciones y la autenticidad se mantuvieron intactas. Las casas de adobe, piedra y paja cuentan la historia de un lugar que resistió el paso del tiempo, comentaron desde la revista Travel Leisure.

A tan solo 5 km al noreste, las ruinas del Pucara de Titiconte revelan los vestigios de un pasado antiguo. Este sitio, que consiste en edificios con terrazas cuadradas y circulares, fue la primera parte del establecimiento humano permanente y sirvió como espacio de almacenamiento. Siguiendo el lecho de los ríos que serpentean el interior, se pueden apreciar quebradas de diversas formas y colores, con la piedra laja formando paredes de contención en algunos tramos.

Paisaje y experiencias sacadas de una ficción

Iruya no solo cautiva con su belleza natural, sino que también ofrece puntos de interés que enriquecen la experiencia. El Mirador del Cóndor y el Mirador de Iruya ofrecen vistas espectaculares de la ciudad y los valles circundantes. El Museo Popular de Iruya exhibe objetos encontrados en la zona, incluyendo puntas de flechas, proporcionando una mirada más cercana a la historia local.

Condé Nast Traveler definió a Iruya como un lugar al que solo se puede acceder a través de un viaje en autobús polvoriento, pero que recompensa con vistas despejadas del río Iruya, cóndores en vuelo y la asombrosa meseta andina.