“Si te asusta la basura, ¡hagamos que desaparezca!”, dice el slogan de una campaña publicitaria de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán que intenta concientizar a los vecinos sobre el manejo de los residuos. Es uno de los asuntos de gestión pública que más preocupa a las autoridades. Pero también a los vecinos, que frecuentemente se quejan por el mal estado de algunas calles o esquinas.
La problemática no se limita solo a la capital, ocurre también en el interior de la provincia. Sin embargo, la imagen decadente la dio ayer a la mañana el microcentro, cuando después del paro general, al que había adherido el gremio de camioneros, las bolsas con basura se multiplicaban en las esquinas y a los costados de los contenedores repletos.
La Municipalidad capitalina, por diferentes vías, había advertido con anticipación a los vecinos y comerciantes que evitasen sacar los residuos durante la medida de fuerza. Era sabido que la empresa 9 de Julio, encargada de la recolección de residuos, suspendía sus servicios hasta las 6 de la mañana de ayer.
“¡Hagamos que desaparezca!”, dice el eslogan de la campaña de la ciudad. La interpretación de esa apelación fue egoísta para comerciantes, propietarios de departamentos y porteros de edificios, que lograron esconderla de su mirada para dejarla en la calle sin tapujos. Según datos de la Dirección de Limpieza Urbana, con el objetivo de mitigar la falta de recolección se llevaron a cabo tareas de limpieza, recolección, se buscó descomprimir contenedores dentro de las calles del centro y las cuatro avenidas. Además, levantaron basurales en los barrios para los cuales se utilizaron 11 camiones y tres palas cargadoras.
Pero no fue suficiente. La postal con la que amanecimos fue lamentable. Ante esto las autoridades trabajan en un proyecto de ordenanza para resolver el tema por otras vías. Aunque es incipiente, la iniciativa redactada por la directora de Ambiente de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Julieta Migliavacca, plantea regular con firmeza los horarios para sacar la basura en edificios y supone duras sanciones para aquellos que incumplan.
Lo que ocurrió el jueves no admite encontrar al “paro” como responsable de la desidia. El comercio trabajó con normalidad, el sector privado también, los vecinos (salvo excepciones) transitaron una jornada normal. De la misma manera se informó a la población sobre el alcance de la medida.
“Si te asusta la basura, ¡hagamos que desaparezca!”. Aunque el mensaje puede parecer un llamado colectivo, la realidad demuestra que muchos prefieren ignorarlo: en vez de colaborar, eligen mirar para otro lado… o directamente arrojar sus residuos en la calle, como lo hicieron muchos comerciantes y vecinos.
No hay sistema de recolección que funcione si la ciudadanía se comporta como si la vereda fuera de un basural autorizado. La gestión de residuos es una tarea compartida. Y si el desafío es hacer desaparecer la basura, lo primero que debe desaparecer es la indiferencia.