La ruta provincial 305, uno de los caminos más importantes para la economía y la conectividad de Tucumán, se encuentra en un estado lamentable que pone en riesgo la seguridad de quienes la transitan diariamente. Baches, falta de señalización, escasa iluminación y un asfalto deteriorado son apenas algunos de los problemas que denuncian vecinos, productores y transportistas de la zona.

La 305 atraviesa parajes productivos como El Timbó y conduce hacia localidades como Burruyacu, donde se cultivan granos, se produce caña de azúcar, limones y también hay actividad ganadera. Es, básicamente, una zona que genera ingresos para Tucumán, pero el camino por donde deben circular cientos de personas está destruido, según pudo constatar LA GACETA.

Una ruta que parece una licuadora

Los registros visuales y testimonios recogidos por LG Central reflejan una vía completamente descuidada. Ondulaciones, parches mal ejecutados y una total ausencia de demarcación vial convierten a la Ruta 305 en un verdadero peligro.  Si llueve, todo el parcheo se deshace y la ruta queda carcomida.

“Esto es lo menos malo que hay. Hay tramos de la red vial secundaria que directamente son huellas, ni siquiera caminos. Estamos volviendo a la época de las carretas”, dicen los conductores.

Inseguridad y abandono

A los problemas de infraestructura se suma la inseguridad. Vecinos de El Timbó realizaron denuncias por la falta de iluminación, lo que convierte a la ruta en un terreno fértil para el delito. Además, no hay banquinas ni espacios de detención seguros. Si un vehículo sufre una avería, no tiene dónde resguardarse.

Y lo más grave: en caso de emergencias médicas o accidentes, la falta de cartelería y señalización complica aún más la circulación, incluso para los servicios de asistencia.

Una red vial que retrocede

Cuando productores rurales reclamaron mejoras, la respuesta que recibieron de Vialidad Provincial fue insólita: “Le sacamos el pavimento y la dejamos de ripio”. Una involución que refleja el abandono de gran parte de la red secundaria y terciaria de caminos, clave para conectar con zonas rurales de producción.

Este fenómeno no es nuevo. Ya en años anteriores, ante la visita de autoridades nacionales al Museo Sanmartiniano de La Ramada, se realizaron arreglos cosméticos que nunca más fueron retomados. 

La precariedad de la infraestructura vial en Tucumán no solo afecta a quienes viven en la zona. También disuade a turistas, transportistas y viajeros. Muchos colectivos y camiones evitan pasar por la provincia. “El que no conoce, se pierde. No hay carteles, los GPS te sacan por lugares peligrosos. La gente rodea Tucumán para no lidiar con estas rutas”.

Esto representa una pérdida económica directa: menos consumo en estaciones de servicio, menos turistas que visiten sitios históricos, menos oportunidades de desarrollo regional.

¿Por qué otras provincias sí pueden?

Mientras provincias vecinas como Salta, Jujuy o Santiago del Estero avanzan con obras de infraestructura, circunvalaciones bien señalizadas y rutas en buen estado, Tucumán parece estancada. “Hay algo en la planificación que no funciona. No es solo un problema de fondos, es una decisión política”, señalaron desde el equipo periodístico de LG Central.

En medio de la Expo Apronor 2025 —evento clave para el agro tucumano—, los reclamos por el estado de las rutas resuenan con más fuerza. Porque sin caminos seguros, no hay producción que valga.