La conversación conecta y hace pensar a las personas. Logra que se desarrollen la relaciones interpersonales, habilita debates y nuevas perspectivas del mundo. Todo esto sucede cuando es bien llevada por ambas partes.
No todas las conversaciones son ideales, están llenas de vueltas de tema e interrupciones, eso es natural. Sin embargo, algunos individuos pueden tomar por costumbre la interrupción en la charla, y hacerlo un problema crónico. Expertos analizaron este hábito y sacaron conclusiones cruciales.
IA y Psicología: encuentro con el futuro de la Salud MentalLo que revela la psicología sobre interrumpir constantemente
La candidata doctoral Katherine Hilton en Stanford, dirigió un estudio titulado "Perceptions of Conversational Interruptions" en donde examinó cómo las interrupciones en las conversaciones reflejan estilos comunicativos y dinámicas de poder. Se trataba de una encuesta a más de 5.000 personas, y encontró dos razones principales para este comportamiento.
Quienes interrumpen a menudo lo hacen por dos motivos principales: buscar atención o ejercer control. Estas interrupciones, conocidas como “interrupciones de poder”, suelen ir acompañadas de señales no verbales como tono sarcástico o falta de contacto visual, lo que indica una actitud de superioridad.
Signos de impaciencia al interrumpir constantemente
La investigación mencionada también distingue a las “interrupciones de rapport”, que buscan conectar emocionalmente y no dominar. Pero, cuando alguien interrumpe crónicamente, la psicología apunta a rasgos como la impaciencia, la inseguridad o la falta de empatía.
Según expertos citados en el análisis, las personas con baja tolerancia al silencio o una necesidad constante de validación tienden a cortar a los demás para reafirmar su presencia. Además, condiciones como el TDAH o ciertos patrones culturales pueden influir en este comportamiento, aunque no lo justifican por completo.
Cuando las interrupciones constantes generan problemas en las relaciones
El estudio señala que las personas interrumpidas se sienten menos valoradas, lo que puede llevar a conflictos o distanciamiento. Curiosamente, también encontró diferencias de género: los hombres tienden a interrumpir más a las mujeres, y estas interrupciones son percibidas como más rudas cuando las realiza una mujer.
¿Qué hacer si se está frente a un “interrumpidor serial”? Los psicólogos sugieren estrategias como mantener la calma, señalar el hábito con tacto: “Dejame terminar, por favor”; o redirigir la conversación con preguntas. Comprender las motivaciones detrás de este comportamiento -ya sea ansiedad, entusiasmo desmedido o necesidad de control- puede ayudar a manejarlo con empatía.