“A veces nos preocupamos demasiado por lo material, pero en momentos como estos te das cuenta de que lo más importante es la vida y estar unidos. Vi personas llorando porque no sabían dónde estaban sus hijos”. La tragedia que azotó a Bahía Blanca el pasado viernes quedará en la memoria de la ciudad por décadas. En pocas horas, la lluvia convirtió las calles en ríos, destruyó hogares y dejó al menos 16 muertos y más de mil evacuados.
La desesperación de quienes perdieron todo se reflejaba en cada rincón. Mauro Bellone, ex jugador de San Martín de Tucumán y actual futbolista de Villa Mitre, vivió en primera persona el drama.
Hace apenas un mes llegó al club bahiense para disputar el Federal A, pero lo deportivo quedó en un segundo plano cuando la ciudad colapsó. Tal es así que durante tres días, Bellone estuvo incomunicado: sin luz, sin señal, sin saber nada de su familia en Santa Fe ni pudiendo llevar.
“Nos acostamos a dormir sabiendo que había alerta, pero nadie imaginó que sería algo así. Nos despertamos con la ciudad destruida. Vi lanchas y motos de agua pasando a media cuadra de mi casa”, dijo Bellone en diálogo con LA GACETA tras recuperar la señal de su teléfono.
En la madrugada, los truenos no dejaban de sonar y la lluvia caía sin tregua. Cuando el ex “Santo” se asomó por la ventana, vio que la calle ya estaba cubierta de agua. Caminó hasta la esquina y la imagen lo impactó.
“Cuando miré hacia la avenida, vi un camión casi tapado por el agua, con un hombre arriba esperando ser rescatado. Una camioneta 4x4 estaba completamente cubierta; era un río con una corriente tremenda”, describió el mediocampista.
No obstante, en medio del caos, las redes de ayuda se activaron rápido. Mauro y sus vecinos se unieron para llevar abrigo y lo que hiciera falta a quienes estaban siendo rescatados. “Nos dijeron que necesitaban nafta para las motos de agua, así que fuimos a buscar. También llevamos frazadas y ropa seca. Era impresionante ver a la gente salir empapada, entre lágrimas y gritos”, recordó.
El impacto de la tormenta fue tal que muchas personas no encontraron refugio. “El ayudante del técnico de Villa Mitre tuvo que subirse al techo porque el agua entró a su casa y no paraba de subir. Lo rescataron después de varias horas”, dijo afligido el volante que tuvo dos pasos por San Martín: en el torneo que fue suspendido por la pandemia y en la temporada 2021/2022.
Imágenes desoladoras
“Parece una zona de guerra. Vi autos apilados uno sobre otro, casas llenas de barro, lugares que simplemente desaparecieron bajo el agua”, aseguró Bellone, que describió cómo fue quedarse sin señal en medio del caos. El volante no podía comunicarse con su familia en Santa Fe y su esposa tampoco lograba hablar con sus seres queridos. “Fueron tres días sin poder avisarles que estábamos bien. Sabíamos que estaban preocupados, pero no había manera de contactarlos. Cuando todo volvió, lo primero que hicimos fue llamar a nuestras familias para que supieran que estábamos a salvo”, agregó.
El fútbol se detuvo
Tras lo sucedido, el “Tricolor” suspendió el partido con Banfield por Copa Argentina y también puso a disposición sus instalaciones para ayudar a los damnificados. En el grupo de Whatsapp del plantel profesional el impacto de la tragedia se sintió fuerte. “Nos preguntábamos entre nosotros si nuestras familias se encontraban bien”, expresó. “El club siempre estuvo a disposición, preocupándose por nosotros. Dejaron de lado lo deportivo porque era imposible jugar en esta situación”.
Los días siguientes a las inundaciones fueron una mezcla de shock y de solidaridad. Bellone recorrió la ciudad y se sumó a las tareas de ayuda. “Los primeros días salíamos a ver qué se podía hacer, pero la gente estaba en estado de shock. Es impresionante ver cómo la gente se ayuda. Se formaron grupos de WhatsApp para coordinar donaciones y asistencia. Eso habla de la unión que tenemos los argentinos”, valoró el ex Flandria y Chacarita, entre otros.
Sin embargo, para Mauro, la mayor preocupación pasó por sus hijos, que habían llegado hacía poco a Bahía y quedaron marcados por lo vivido.
“Traté de explicarles lo que había pasado sin asustarlos demasiado. Mi hijo de 9 años entiende y le quedó el miedo. El de tres no tanto, pero el mayor salta cada vez que escucha un trueno o el viento fuerte”, relató el volante, que cuando salió a ayudar junto a su esposa, se encontró con imágenes desesperantes. “Vi a un hombre que pasó horas rescatando gente con una moto de agua. Lo ayudamos como pudimos. Se metía una y otra vez en el agua, y cuando salió, estaba con los labios violetas del frío”, sentenció.
A Bellone el fútbol lo llevó a distintos rincones del país, entre ellos Tucumán y hasta Chipre, pero hoy su partido más difícil no es en una cancha, sino en las calles anegadas de Bahía Blanca.