Te ha pasado una y otra vez y sin embargo no lográs adelantarte a la próxima vez. Perder las llaves de casa o las del auto puede ser una constante fastidiosa y que parece solo suceder con estos objetos. ¿Por qué tenemos esta fijación por extraviar estos accesorios tan relevantes? La neurociencia y la psicología buscaron responder a esta pregunta.
Pérdida de memoria: estas son las cinco actividades cotidianas que deberías hacer para ejercitar el cerebroPerder las cosas y sobre todo, perder el tiempo, puede ser frustrante y más cuando son justamente, aquellos objetos que más necesitamos. A veces pasamos demasiado rato buscando nuestras llaves, celular, billetera o gafas, una situación que vuelve a repetirse una y otra vez, mientras nos cuestionamos por qué nunca recordamos dónde los dejamos.
Los fallos menores en la memoria podrían explicar nuestros olvidos constantes
Un artículo publicado en el Wall Street Journal buscó develar cuáles son los motivos de aquellos olvidos. De acuerdo con la investigación, los fallos menores en la memoria son comunes en todas las edades, y en parte los genes son los responsables.
Un estudio llevado a cabo recientemente en Alemania descubrió que el 75% de las personas encuestadas sobre el tema del olvido y las distracciones tenían una variación del llamado gen receptor de dopamina D2 (DRD2), lo cual las hacía más propensas a olvidarse de cosas. "La falta de memoria es bastante común", explica Sebastian Markett investigador en psicología y neurociencia de la Universidad de Bonn.
Los investigadores basaron su estudio en encuestas realizadas a 500 personas a las que también se les tomó una muestra de saliva para hacer un análisis genético. Cerca de la mitad de las variaciones en cuanto al olvido, dice Markett, pueden explicarse por efectos genéticos, que probablemente implican una decena de variaciones genéticas.
Un estado mental diferente: hay momentos en que no logramos activar nuestra memoria
Pero otras razones pueden deberse a un “quiebre” entre el registro y el recuerdo sobre lo que estamos haciendo. Cuando nos olvidamos de nuestras actividades cotidianas puede producirse “una ruptura en la interface entre la atención y la memoria", según explica Daniel L. Schacter, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Según el Wall Street Journal, este quiebre puede suceder en dos momentos: cuando no logramos activar nuestra memoria para codificar lo que estamos haciendo -por ejemplo dónde dejamos las llaves o la agenda- o cuando tratamos de acceder a ese recuerdo.
Cuando codificamos una memoria, el hipocampo, la parte central del cerebro involucrada en la función de la memoria, hace una suerte de foto que se conserva en un conjunto de neuronas que se activan más tarde con un estímulo o una clave. Por eso, es importante prestar atención durante el proceso de codificación. Si nuestro estado mental cuando tratamos de acceder a esa memoria es distinto al estado mental durante la codificación, podemos tener un problema.