La historia deportiva de Tucumán es una caja de sorpresas. Luis Ángel Firpo, el primer ídolo del deporte nacional, expuso sus golpes en el teatro Odeón -actual teatro San Martín-, en 1921, cuando enfrentó al italiano Fernando Priano. Pelé mostró la magia de su juego en el Monumental José Fierro en 1966; BobbyFischer, el mejor ajedrecista de la historia, revolucionó el club Caja Popular en 1971; y hasta incluso perdió dos partidas en las simultáneas frente a los que tucumanos José Rubinstein e Iván Rodríguez. Diego Maradona enfrentó a Franz Beckenbauer en La Ciudadela en 1978. Los All Blacks, encabezados por la leyenda Sean Fitzpatrick, disputaron un amistoso en 1991. Sí; el siglo XX estuvo plagado de hechos que fueron trascendentales para la historia del deporte provincial.

Sin embargo, un año con un tinte especial fue 1995. En el mismo año en el que el equipo argentino disputó la Fed Cup en Lawn Tennis (con la presencia de Gabriela Sabatini, la mejor tenista de la historia argentina), el club Defensores de Villa Luján alojó el Preolímpico de las américas; un torneo que estuvo cargado de sorpresas y novedades. No sólo por la meteórica preparación del estadio, sino porque Tucumán tuvo a dos grandes leyendas de la historia del básquet.

Una de ellas fue Oscar Schmidt, el mejor jugador de Brasil de todos los tiempos. A los 37 años, “Mão Santa” estaba más vigente que nunca; había sido traspasado por un millón de dólares al Forum de Valladolid, una cifra exorbitante para aquellos años. Tal fue su influencia que logró superar el récord de puntos de Kareem Abdul Jabbar (46.725). Así, finalizó su carrera con 49.737 unidades anotadas. Incluso, ingresó al Hall of Fame sin haber jugado ni un segundo en la NBA. Una verdadera leyenda.

Pero, ¿hubo algún MVP (jugador más valioso) de la NBA que haya pisado esta tierra? La respuesta es afirmativa. Canadá fue la primera delegación en llegar a nuestra provincia. Más precisamente arribó el domingo 13 de agosto y si bien la ausencia de “RickFox era una preocupación, los norteamericanos no sabían que estaban en los amaneceres de la carrera de una superestrella: Steve Nash.

ARCHIVO LA GACETA.

El deporte siempre estuvo ligado a su vida e incluso le llegó por herencia. Peter, su padre, fue futbolista profesional mientras que Jean se destacó dentro del Netball, un deporte similar al cestoball. Incluso, su hermano Martín llegó a jugar en la Selección canadiense de fútbol. Con esa herencia, Steve buscaba hacerse un hueco dentro del mundo del deporte y el básquet le dio la oportunidad. Así, mientras defendía los colores de la Universidad de Santa Clara, recibió la convocatoria para ser parte del plantel que buscaría un pasaje para los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Los canadienses, al igual que las demás selecciones y autoridades, hicieron su búnker en el Grand Hotel. Al ser los primeros en llegar, los norteamericanos pudieron tener un día más de entrenamientos que los demás seleccionados. Según la crónica de LA GACETA, Nash ya había expuesto parte de su magia en aquel entrenamiento en Tucumán BB.

29 años después, el banco de imágenes de LA GACETA que cuenta con más de dos millones de fotos en su haber, logró conservar algunos retratos de aquellos entrenamientos; piezas que certifican a la perfección la presencia del astro canadiense. A diferencia del look que lo caracterizó en toda su carrera, se ve a Nash con pelo corto y en plena juventud. No obstante, las crónicas de la época ya lo posicionaban como uno de los jóvenes talentos a seguir en el torneo.

El debut de Canadá no fue el esperado. Cayó 82-79 frente a República Dominicana, aunque Nash cumplió una gran tarea: marcó 12 puntos en 33 minutos jugados. La segunda fecha trajo consigo la segunda frustración. Una nueva derrota; esa vez frente a Puerto Rico por 84-73 (Nash metió 11 puntos). Pero, luego de vencer a Cuba (día en el que tuvo su mejor performance anotando 18 puntos) y a Barbados los canadienses lograron el pasaje a la siguiente instancia que se disputó en el estadio Ruca Che de Neuquén.

Allí se quedó  a las puertas de la clasificación a los Juegos Olímpicos, ya que perdió el partido frente a Brasil (97-79) por el tercer puesto.

Un año más tarde, Nash fue drafteado en la décimo quinta posición por Phoenix Suns, franquicia en la que se convirtió en ídolo. Ganó dos MVP de manera consecutiva (2004/05 y 2005/06), fue convocado ocho veces al All Stars Game, ingresó al Hall of Fame en 2018 y, pese a no ganar ningún anillo, se estableció como uno de los mejores bases de la historia.

El basquetbolista volvió al país en el año de su retiro. En aquella ocasión, dio a conocer su fanatismo por el fútbol e incluso vistió la camiseta de Boca. Además, en una entrevista se llegó a visualizarlo con una camiseta que tenía de fondo una imagen de Maradona con la camiseta del “xeneize”.

Nash es una leyenda de la “naranja”. Logró ser un referente en su puesto y uno de los mejores extranjeros que pasó por la liga estadounidense. Pero también, es una de las tantas leyendas que tuvieron su paso por Tucumán.