Las gigantes estructuras de acero, las toneladas de su peso, las torsiones y las direcciones que se planteaban hacen que las esculturas de Richard Serra fueran más que obras y pertenecieran por sí, al arte contemporáneo. Porque su obra habla del presente, reitero, y tanto de los significados que puedan asociarse como de su pertenencia a tendencias, estilos y vanguardias desde los 60 en adelante.

No son monumentos, ya se escribió, no son simbólicos. Son placas de acero laminadas, romboides forjados y gruesos cilindros, que nos permiten hablar de las instalaciones, obras site specificit, land art, tendencias que surgieron a partir de mediados de los 60. Y vinculados, claro está, al imponente minimalismo, en Estados Unidos.

Pero, igualmente, de la relación con el paisaje y la arquitectura, “la escultura en el campo extendido” como teorizó la crítica Rosalind Krauss, poniendo como ejemplo a Serra, entre otros.

Richard Serra, que ha quedado registrado en todos los libros de la historia del arte, falleció la semana pasada. “El mejor arte es intrínsecamente inútil” había definido en una conferencia que brindo en Rotterdam, en 2017.

Escándalos

En Nueva York se desató un escándalo en los años 80 porque un juez ordenó quitar una de sus esculturas, “Tilted Arc” (‘Arco inclinado’) ya que le estorbaba el paso a los trabajadores de su edificio, y en Madrid, el Museo Reina Sofía, sufrió uno de los mayores ridículos que ha tenido una institución porque los encargados de su acervo dejaron perder una escultura suya de 38 toneladas. Sí, así sucedió, literalmente desapareció y todo parece apuntar a que la obra fue fundida, pero la investigación policial no consiguió determinar ni quién la fundió, ni cómo se hizo ni en qué momento. El museo advirtió su ausencia en 2006 y hasta un libro se ha escrito sobre ese tema, documentando la “desaparición”.

Monumentales

Por estos días un diario español se preguntaba si su muerte marca el fin de una era de gigantes del arte de Estados Unidos; en 2010 Louise Bourgeois con su “Maman” (una araña 10 metros de altura que recorrió Londres y Bilbao y gran parte de Oriente) falleció a los 98 años.

“Recorrer sus obras es aterrador, sus esculturas son de un peso imposible de medir y recorrerlas es una experiencia que raya el misticismo. ¿Cómo se sostienen tantas toneladas sin inclinarse ni caer encima de nadie?, ¿por qué tienen movimientos tan ligeros? Su muerte marca el fin de una era de gigantes del arte estadounidense; Serra puede estar en el panteón de Andy Warhol, Robert Rauschenberg o Roy Lichtenstein, fue un genio del siglo XX. Y, sin duda, un escultor que marcó un derrotero espectacular en el arte público. Sus obras están en ciudades como Barcelona, Nueva York, Berlín, Washington o Londres”, indican la agencia EFE y El País.

Que lo escriban medios de comunicación españoles no es casual. Serra expuso allí “La serpiente”, en el Guggenheim Bilbao, y “La materia del Tiempo” se ha convertido prácticamente “en un peregrinaje para todos los grandes enamorados de la escultura, no solo contemporánea, sino de la escultura en general”, ha indicado el museo.

“La Serpiente” es una escultura formada por tres chapas curvadas de acero, de 170 toneladas de peso. Para este mismo museo, entre 2004 y 2005, creó uno de los conjuntos escultóricos monumentales más importantes y novedosos: “La materia del tiempo”, ya mencionada, que son siete piezas de gran tamaño con figuras elípticas y espirales onduladas en acero de hasta cuatro metros de altura.

Esas piezas lograron competir en atracción con el propio museo creado por Frank Gehry.

En 2007, protagonizó una de sus mayores exposiciones retrospectivas, la del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), titulada “Richard Serra Sculpture: Forty Years”, en la que se presentaron muchas de las obras de sus “cuarenta años” de carrera, desde sus primeros materiales hasta las últimas esculturas. Ciudades de medio mundo e instituciones culturales del otro medio han reconocido su obra; unas ocasiones, exhibiendo sus esculturas, otras otorgándole diferentes premios y galardones. Era Doctor Honoris Causa por las universidades de Yale, Londres y Navarra. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y España y fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

En los últimos años, “el poeta del acero” prestó mucha atención al desierto. A 90 minutos de la capital de Qatar, no había una carretera ni señales para llegar. Solo una dirección de GPS. La obra, “East-West /West-East”, consiste en cuatro enormes placas de acero, de más de 15 metros de altura, plantadas en línea recta en medio de la nada; la obra interactúa espectacularmente con su entorno, las mesetas de yeso de la reserva natural de Brouq en el desierto de Dukhan, observaron los estudiosos de arte. El propio Serra lo describió como “lo más satisfactorio” que hizo.

No son pocos los trabajos de Serra que tienen su propia historia. “Clara-Clara”, una obra poderosa y curvilínea se instaló en el Jardín de las Tullerías en 1983, pero originalmente estaba previsto que se presentara en el Centro Pompidou (se consideró demasiado pesada) y fue mudada.

Minimalismo

Como planteo artístico - arquitectónico el minimalismo surgió a principios del siglo XX, pero fue en los 60 cuando se impuso como una corriente de vanguardia y se integró a la contracultura.

La mayoría de las obras minimalistas son poliedros regulares, aislados o en serie, de apariencia pobre o industrial, colores brillantes o apagados, materiales opacos o transparentes, o incluso construidas con ladrillos, neones o contrachapado; se trata de objetos geométricos simples en toda clase de materiales que carecen de la llamada “verdad del material” y de la neutralidad de los medios artísticos subordinados a la elaboración del artista.