Releyendo la Historia de Todos editada por LA GACETA quiero traer al presente una publicación periodística escrita por nuestro benemérito Juan Alfonso Carrizo el 15/10/42 con el título “La tradición que vivo”, hoy presente profundamente triste y lamentable. “El alma grande de la patria no fue valorada por la nueva escuela y no lo será nunca, porque la escuela, como la sociedad educada por ella, tiene cegados los ojos a las manifestaciones de la cultura. Linneo veía a Dios en una hoja de hierba porque Linneo fue humilde; la sociedad materialista de hoy no verá el tesoro del alma de la sociedad antigua, porque la sed diabólica de riqueza no se lo permite. Nunca verá las bienaventuranzas sembradas a manos llenas por América , almas que sólo saben de concupiscencias, ojos que sólo miran bienes materiales. No, no he ser yo quien traiga pesimismo a vuestros corazones, jóvenes amigos. La Patria grande que añoramos todos vive aún, como en un ánfora, en el folklore de las provincias, adonde no ha llegado a dominar el cosmopolitismo. Podéis apreciarlo en los 2.000 cantares recogidos (…).- ¡Adelante, jóvenes amigos –como dice el santo Evangelio-, es mucha y los operarios son pocos! La luz de aquella lámpara de la tradición nacional ya languidece en la memoria de los viejos y hay que salvarla antes de que se extinga. En el patrimonio espiritual de aquellos encontraremos la fuente emocional que unirá mañana a todos los argentinos y los que vengan”. Transcurrieron ya 82 años del sabio mensaje del entonces presente y hoy, nuestra querida República Argentina está igual o peor. Reflexionemos, los políticos para contagiar a su pueblo, por el bien de nuestra patria, como soñaba el ilustre Juan Alfonso Carrizo.

Ángel Ricardo Salguero 

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