Carlos Duguech

Analista internacional

Cada asunto que en los medios de prensa tiene su espacio propio, como el caso de los análisis de las cuestiones de política nacional o provincial o internacional. se plasma, a veces, en columnas periódicas firmadas. En algunos ocasiones, referida a un hecho no contemporáneo. Frecuentemente, sobre la actualidad como esta columna y, semanalmente, en las ediciones de los lunes de LA GACETA.

Es habitual que la información sobre determinados acontecimientos o temas del “panorama internacional” -sea que provenga de agencias o del sector protagonista- se brinde por diferentes y muy variadísimos  medios. No obstante saberlo, sobre esa verdadera revolución pacífica que involucra a todo el periodismo, sigue sorprendiéndonos su magnitud y características. Como la vez primera. Y ello nos predispone a una estrategia comunicativa de formatos y contenidos diseñados desde el plano ético. Desde ese único  territorio donde la palabra adquiere contenidos que consolidan la necesaria y precisa comunicación.

La columna con una particularidad temática que la define -en este caso el “panorama internacional”- configura un oportuno punto de partida para el análisis de la información. De la disponible sobre los hechos que acaecen. Y también  de los asuntos que la prensa especializada pone a disposición de sus destinatarios de muy diversa manera y medios. Pero, principalmente, de fuentes fidedignas y de documentación probatoria.

El acceso a fuentes de toda índole y formato genera un sobreabundamiento de información, con opacidades. En determinados asuntos, y en frecuentes ocasiones, lejos de aportar iluminación necesaria, proyecta sombras que se nutren de observaciones contradictorias de una misma realidad. Y si ésta es sobre cuestiones bélicas (Rusia-Ucrania e Israel-Gaza) la mismísima verdad es otra víctima entre las miles de las acciones guerreras. Manchada por la sangre  de tantas víctimas y aplastada por escombros calientes. Por ello, desbrozar  del cúmulo de informaciones ligadas a los álgidos asuntos de la guerra y la violencia social requiere de un análisis preciso. Un tal análisis que elija la vía de los antecedentes y las comprobaciones fehacientes. Y, además,  de los variados comportamientos de sus protagonistas. Claro que  sin descuidar en el análisis que se encara el cómo y cuándo de la prensa de la zona o  países involucrados se muestra. En ello, abrevando con cuidado, pueden hallarse los cimientos necesarios para la construcción de una pieza de análisis que aporte a la mejor comprensión de esos asuntos.

No es noticia

La columna de análisis no es noticia,  aunque decirlo así puede aparentar una irreverencia para el lector. No es noticia porque ésta ya nació en su tiempo y su espacio, en el devenir de la historia actual. Asume el columnista una responsabilidad que se liga a la razón de ser de la columna que suscribe. Su percepción de los temas abordados ni es restringida ni adquiere contornos fantasiosos. Elabora lo más que puede sus conceptos de modo que la comprensión resulte consecuencia natural de la lectura del cuerpo de las columnas. De cada párrafo. Todos necesarios y con fundamentos que, en cada caso. se evidencien con soporte documentado. No otro modo es factible para el apuntalamiento de un análisis que aporte la necesaria chispa. Y  su luz.

Temas de la columna

Hay, seguramente, abundantes asuntos ligados a países, regiones  e instituciones internacionales que generan información disponible para quienes se interesan, en todo tiempo. A nosotros, aquí, en Tucumán y en el país, interesan todos los asuntos que motivan atención. Son aquellos que, potencialmente, inciden en nuestra percepción del mundo y su realidad. Y en su futuro. Y en el nuestro.

La guerra, las guerras, donde quiera muerda ese “monstruo grande que pisa fuerte” (León Gieco) es punto central de la atención y preocupación cuando se muestra Rusia anunciando su ataque a Ucrania y concretándolo. Y alcanzó los dos años. Las amenazas, reiteradas por Putin, ahora, de utilizar armas nucleares justificaban un análisis a fondo.  La perversión de semejante afrenta a la Humanidad requería un análisis central y fue reiterado tema en esta columna. Y reiterado fue el amenazante modo de advertir sobre un ataque nuclear, esta vez ante la eventual intervención de ejércitos de la OTAN sugerida (imprudentemente, lo dijimos) por el presidente de Francia Macron.

Israel-¿Palestina?

Si hay una historia contemporánea que interesa sobremanera por cómo está ensamblada en la memoria y vivencia colectiva es Israel-Palestina. Es la que liga desde hace 77 años  (por acción de la ONU que propone la partición de la Palestina del mandato Británico) al Estado de Israel actualmente con los sectores palestinos. El de Gaza, abiertamente proclamando la destrucción de Israel para instalar un estado islámico (teocrático, estilo Irán). El otro sector mayoritario de los palestinos, con Al Fataj, gobernando a medias Cisjordania que tiene 279 colonias judías con 465.000 habitantes. Es un desafío a la inteligencia y al derecho: ¿Qué clase de ciudadanos son  los colonos que viven en territorios que no son de Israel por estar ocupados militarmente desde 1967? Los palestinos de Cisjordania (de Al Fataj) sueñan con su estado propio, con las tres religiones monoteístas, tal y como lo expresan en su Declaración de independencia (15.11.1998).

Nadie con poder reparó en esto. Error grave y desperdicio de una oportunidad única. Fue nuestro análisis sobre hechos concretos y actitudes equivocadas o deliberadamente resueltas.

El fantasma de la OTAN

Los 31 países que conforman la alianza noratlántica se comprometen (Tratado de Washington, 1949) a que si un país integrante es atacado funciona la defensa colectiva de los demás que lo integran. Por eso destacamos que no aceptaron en principio sus integrantes el ingreso de Ucrania, lo que Rusia teme desde hace tiempo. Por ello destacamos la sabia decisión -de hace casi una año- de decirle a Ucrania desde la OTAN, “todavia no” a su desesperada (e irracional)  necesidad de incorporarse. Claro, si ello ocurriera la Tercera Guerra Mundial asomaría su estructura de destrucción y muerte. Se completaría la saga trágica de tres guerras mundiales.

Porque la OTAN, sus 31 países miembros,  orientarían sus cañones contra Rusia, además de proveer financiamiento, equipos y municiones a la Ucrania invadida.

Otros asuntos

La política exterior argentina zigzagueante en algunos casos fue analizada. Gran Bretaña. de usurpadores  de Malvinas en 1833 a la función de árbitro -nada menos- en cuestiones limítrofes con Chile, en dos casos. No pocas veces hemos señalado la obsolescencia del sistema de la ONU después ce casi ochenta años desde su creación. Con un Consejo de Seguridad absolutista, antidemocrático, injusto.

Otros rubros de la política exterior argentina se analizaron. La no firma de Argentina del Tratado de Prohibición de armas nucleares vigente desde enero de 2021. Y, sobre todo, en el análisis, insistimos en  la necesidad de que la política exterior argentina esté mayoritariamente sostenida por diplomáticos de carrera.

Las migraciones desesperadas a través del Mediterráneo desde África, “el patio trasero de Europa” un asunto que abordamos. Y las políticas de relación con China, esa potencia tan abarcadora de casi todo.

Los países sudamericanos que con la manipulación de los sistemas democráticos con el ejemplo, entre otros, de Ortega, “dueño hoy de vida y hacienda” de Nicaragua, en una perversa transfiguración.

Las manipulaciones de los EEUU de Bush (h) sobre Irak y el conjunto de socios Blair y Aznar. Mentiras como plataforma de cruentos ataques que generó mucha muerte, destrucción y saqueos en el país árabe. La “guerra civil” en Siria con “diseño internacional” y sus oleadas de migrantes sin rumbo.

La perversidad de los sistemas sedicentes islámicos pretendiendo a sangre y fuego imponer mandatos de una religiosidad interpretada como de fuego y muerte.

Destacamos

La esperanzada gestión de la Cumbre de la Habana que durante cuatro años en una mesa de dialogo a fondo entre las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el gobierno de Juan Manuel Santos lograron acuerdos increíbles años antes: abandono de lucha armada, “dejación de armas” y participación política. Desde la columna se viene sugiriendo la conveniencia de que ese modelo se aplique en Israel-Palestina. Sólo sus representantes y la ONU como garante, discutiendo “tête a tête” todos y cada uno de los asuntos no resueltos. No hay otra manera, insistimos en cada ocasión, en esta columna