Para Silvana Gómez Juárez, esto de hacer historia ya dejó de ser novedad hace rato. Si bien su nombre tomó trascendencia nacional en 2021, cuando se convirtió en la primera mujer argentina en competir en UFC (la franquicia de artes marciales mixtas más importante del mundo), para entonces “La Malvada” ya había construido una impresionante carrera en el mundo de los deportes de contacto. Si bien la pasión por la lucha le vino por herencia, en el camino descubrió el rugby -eran años en los que todavía no se practicaba en ningún club de Tucumán- y con el tiempo logró coronarse campeona nacional en varias oportunidades con Cardenales y abrirse camino hacia el seleccionado argentino, por entonces aún conocido como Las Pumas (hoy, Yaguaretés). Todo esto, mientras se perfeccionaba y competía en boxeo, kickboxing, sanda, kung fu y cuanta modalidad de lucha le interesara.

Por estos días, la tucumana se encuentra en la ciudad de San Luis Río Colorado (México), donde mañana por la noche volverá a calzarse los guantes de boxeo para enfrentar a la local Betzabe Rochin. No sólo será su regreso al cuadrilátero después de una larga estadía en el octógono: será también su primer combate internacional de boxeo. “Me vine a México hace un mes. Estuve viviendo en Las Vegas, entrenándome en el gimnasio Syndicate, uno de los más grandes de EEUU. También estuve entrenándome en el UFC Performance, haciendo campamentos, a la espera de una próxima presentación de MMA. Estamos buscando pelea, pero mientras tanto no quería perder el ritmo, y cuando salió la chance de hacer una pelea de box, dije que sí. En realidad, hace tiempo tenía pendiente el tema de volver a boxear, pero como quería entrar a la UFC, me había enfocado 100% en eso. Y ahora que no tenía ningún compromiso de MMA, fue un buen momento para meterme de lleno con esto”, comenta Silvana desde México. La pelea será no antes de las 22.30, y será transmitida en vivo por el Facebook de ER Promotions.

El regreso de “La Malvada” al boxeo no implica que haya dejado su carrera en MMA, solo está en pausa. “Me sirvió mucho este tiempo que estuve en EEUU, porque me permitió rozarme con el nivel de elite. Estuvimos entrenando con Brandon Moreno, que fue campeón de UFC, y su equipo. Estuvimos actualizándonos en la técnica tanto del pie como del striking. Eso me sirve no sólo para evolucionar en mi carrera, sino para mi futuro, porque siempre fui y seguiré siendo entrenadora. Quisiera volcar todo el conocimiento que adquirí en atletas. Ahora estoy enfocada en seguir aprendiendo, mejorando y haciendo historia para mí, para mi país y para mi escuela, donde siempre me están haciendo el aguante. Y ya dentro de algunas semanas nos estableceremos en Ciudad de México para una futura pelea que se está arreglando. Todavía no hay fecha, sede ni rival confirmado, pero se está en tratativas con una empresa para volver a la jaula. Pronto tendremos noticias de MMA”, avisó “La Malvada”.

Prejuicios

Si bien hoy ya es una luchadora consagrada y profesional de primer nivel, la tucumana reconoce que tuvo que atravesar situaciones bastante incómodas en sus inicios, por tratarse de disciplinas históricamente vinculadas al género masculino. “Una fue en el boxeo. En mi primer combate, me encontré con un ambiente que no esperaba, quizás porque venía de las artes marciales, donde el público era distinto. Durante la pelea nos gritaban de todo, que no servíamos para eso, que nos fuéramos a lavar los platos, la típica. Yo desde el ring escuchaba todo eso y no lo podía creer. Cuando terminó la pelea, les pregunté a mis padres y a mi entrenadora si realmente la gente había estado gritando eso, y me dijeron que sí, pero que no tenía que escucharlos, que debía concentrarme en pelear. Gracias a Dios siempre tuve a mis padres, que fueron no sólo mis pilares sino también mis entrenadores de toda la vida. Siempre me ayudaron a enfocarme en lo que yo quería hacer, sin importarme el contexto”, destacó Gómez Juárez.

En el rugby, otro deporte considerado “de hombres”, también le tocó pagar el hecho de ser mujer. “Cuando estaba en las Huarmis, no había ningún club que nos abriera las puertas, sólo por ser mujeres. Nos decían que era un deporte de hombres. Después nos fuimos metiendo en Cardenales, y aunque también había gente que no le gustaba, nos fuimos ganando nuestro lugar. Sobre todo cuando empezamos a ganar torneos y pusimos el nombre del club en lo más alto. Creo que todas esas adversidades nos hicieron más fuertes. Y como mujeres, nos hizo triunfadoras”, sentenció la ex Puma.

En las artes marciales también le tocó sufrir algún que otro prejuicio, pero todo fue distinto luego de emigrar. “Afuera está bastante más evolucionado, unos cinco años como mínimo. Lo que sufrí me pasó como amateur, como profesional ya no. Y hoy me pone muy feliz de que haya habido un crecimiento en ese sentido. Que haya chicas o niñas que ya no tengan que vivir eso, porque nosotras fuimos como picando piedra para que las nuevas generaciones tengan algo mejor. Ya está, ya abrimos puertas y hoy me hace feliz que muchas mujeres puedan hacer el deporte que elijan sin tener que dar tantas explicaciones”.