Son muy pocos los deportes colectivos tan estrechamente vinculados a la noción de lo familiar como el rugby. Por eso, prácticamente no hay plantel -sea de la división que sea- donde no haya al menos un par de hermanos o primos, y lo habitual es que la pasión se transmita de generación en generación. Menos frecuentes, aunque igualmente posibles, son los casos de jugadores que llegan a darse el gusto de compartir cancha con sus hijos en algún partido antes de colgar los botines. Y todavía menos frecuentes son los episodios como el que tuvo lugar el sábado, en el estreno del restablecido Anual tucumano: padre e hijo jugando el mismo partido, pero como rivales. De un lado, Santiago Romano, de Natación; del otro, su papá Eduardo “Ichy” Romano, de Corsarios.

“En realidad, ya nos habíamos cruzado una vez, durante el primer Seven de Yerba Buena, en 2022”, advierte Eduardo. “Esta fue la primera vez en un partido de 80 minutos, por los puntos y con Corsarios jugando en Primera. Es muy importante eso”, completa Santiago, que si bien ahora defiende la casaca de los “blancos”, en sus inicios vistió la de los “piratas”.

Ambos entraron juntos a la cancha antes que el resto de los jugadores y recibieron un reconocimiento, ya que Eduardo (hoy presidente de Corsarios) también fue alguna vez jugador de Natación. Junto a ellos estuvo la esposa de Eduardo y madre de Santiago, Andrea van Nieuwenhove, llamativo apellido de origen belga.

Durante la semana previa se habían estado chicaneando sobre el duelo del fin de semana. Casi 30 años mayor que su hijo (50 años contra 21), a “Ichy” le sobraba confianza. “Con mi hijo más chico suelo ir al gimnasio y le mandaba fotos entrenándome y diciéndole cuidate, y el me respondía cuidate vos que no te voy a dejar un tobillo sano ja ja”, cuenta. “Sí, mucha foto pero al final jugó 20 minutos y pidió el cambio nomás”, se burla Santiago.

La corta estadía de Eduardo en la cancha impidió que hubiera duelos personales entre padre e hijo, pero ambos disfrutaron mucho la experiencia. Para Santiago, también fue una oportunidad de medirse contra muchos de sus ex compañeros en las formativas de Corsarios. “Son todos amigos míos, porque mi viejo me llevó primero ahí, y después me cambié a Tafí Viejo porque me quedaba más cerca. Y ahora juego en Natación porque mi viejo también jugó acá”, explica Santiago.

MOMENTO EMOTIVO. El abrazo entre padre e hijo, antes de enfrentarse. Foto: Gustavo Martínez Ribó.

Eduardo, cuyo despertar rugbístico se produjo a los 17 años luego de que un vecino lo llevara a ver un partido de los “piratas”, tuvo un paso por Natación que recuerda como muy aleccionador. “Aprendí mucho en este club. El juego de Corsarios es más de contacto, más a lo bruto, pero aquí me enseñaron cómo pararme en la cancha, cómo correr, cómo cortar la cancha. Se aprender a jugar de diferentes formas”, explica “Ichy”, para quien el club “blanco” guarda cierta similitud con el que preside hoy. “En el sentido de que hay gente de diferente posición económica, pero cuando entrás al club eso no se nota. No hay diferencias, son todos iguales”, destaca.

Objetivos

Por tratarse de equipos acostumbrados a diferentes niveles de roce (Corsarios suele competir en torneos de Ascenso y Desarrollo), Natación se llevó un triunfo bastante holgado (78-14) sobre el club antes situado en Los Pocitos y hoy reubicado en Lomas de Tafí. Para Santiago, más allá de las diferencias, fue un útil primer testeo para Natación. “Se vieron cosas muy buenas, como la continuidad de juego, y otras que también son buenas, pero que se pueden pulir. Sabemos que no va a salir todo perfecto de entrada. Lo positivo es que las cosas que salieron mal son fáciles de corregir. Hay mucho trabajo por delante, esto recién empieza”, resume el segunda línea de los “blancos”, que el próximo fin de semana visitarán a Huirapuca en Concepción.

Por el lado de Corsarios, que jugará de local ante Jockey Club, la experiencia también fue fructífera más allá del resultado. “Dimos pelea durante la primera media hora. Hemos metido tackles y hemos estado bien parados. Después ya se notó el desgaste físico. Creo que también tuvo que ver que cometimos muchos errores. Además, físicamente fueron muy superiores. En Natación, el que no va al gimnasio no juega. En Corsarios no es tan así, je”, compara “Ichy”, que juega de tercera línea.

Sacrificio

A Eduardo le toca ser testigo como jugador y dirigente de un histórico regreso de Corsarios a la máxima división del rugby tucumano, en virtud del cambio de formato que estableció el Anual provincial como instancia clasificatoria del Regional. Debido a la desventaja que tendrá con sus rivales en términos de roce, el objetivo de los “piratas” no pasa tanto por lograr resultados o aspirar a alguna de las ocho plazas que están en juego para el torneo del NOA, sino más bien por ganar experiencia y aprovechar la difusión que da el roce con los mejores equipos de la provincia para sumar gente al club.

“Corsarios es un típico club de barrio, que se mueve con mucho sacrificio”, lo define “Ichy”. Prueba de ello es que el club se sirve de la colaboración de otras instituciones para sostenerse y seguir creciendo. “El nuevo predio es hermoso, se hizo con cosas de todos lados. El quincho que tenemos está todo cerrado con vidrio, que trajimos de Los Tarcos. Las correas son del predio viejo, las chapas son del geriátrico San Alberto, donde yo trabajo; las estructuras son del viejo mercado de Tafí Viejo, y así. Yo siempre ando recolectando cosas. Pregunto: che, ¿me podés dar eso que estás desarmando? Y siempre me dicen sí, llevá. Por eso siempre digo que hay que ser buena persona, porque así vas a cosechar cosas buenas”.