“Desde el primer momento, cuando vimos el cuerpo de mi hermana, supimos que algo no cuadraba. Vanesa estaba muy golpeada, se presentaron en nuestra casa los testigos que la habían encontrado y con lo que nos dijeron era imposible creer en la versión de un suicidio”, explicó Fabricio, el hermano de Vanesa Pérez, la mujer de 32 años que fue estrangulada el 30 de diciembre en Simoca. El viernes pasado la autopsia confirmó que se trató de un crimen, pero el día del hecho la fiscalía de feria de Monteros le había anunciado a los Pérez que los primeros indicios del caso sugerían que se había tratado de un suicidio. El reclamo de la familia y de los vecinos de Simoca consiguió que se ordenara una autopsia, que confirmaría que la herida de muerte no fue autoinflingida. “Pedimos que se investigue además a todos los policías y funcionarios judiciales que intervinieron en la escena y que nos decían que se trataba de un suicidio”, exigió Fabricio Pérez.

En entrevista con LA GACETA, el hermano de la víctima describió que el cuerpo de su hermana fue encontrado en posición de rodillas, con golpes en el cuerpo y con un cable alrededor del cuello. Además precisó: “en la habitación no hay nada de donde se pudiera haber atado para colgarse, solo una cucheta y no da la altura”. Por eso, para evitar que el caso pudiera llegar a ser archivado como suicidio, la familia se presentó en los tribunales de Monteros acompañados por el abogado Benjamín Núñez Campero para exigir la realización de una autopsia bajo la calificación legal provisoria de muerte dudosa. El examen médico se realizó y el informe final fue remitido el 12 de enero, a pocas horas de que el fiscal Hector Fabián Assad comenzara a subrogar la fiscalía de feria de Monteros.

“En el informe los profesionales concluyen que Pérez murió por asfixia mecánica por estrangulación a lazo. Consideraron descartada como causa de muerte la asfixia por una ahorcadura, que era descripta en el informe médico legal realizada por el médico de policía”, confirmó el fiscal Assad. Con esa prueba solicitó la detención de Marcelo Nicolás Fernández, de 24 años, que se efectivizó el domingo. Hoy se realizará una audiencia en la que imputarán a Fernández por femicidio.

Tormento

Vanesa tenía 32 años y era madre de un niño de 12 años y de una bebé de 2. La mujer trabajaba como auxiliar docente en una escuela de Río Seco y también en Simoca, donde vivía.

Según recuerda su hermano, Vanesa había comenzado una relación con Fernández hace aproximadamente cinco meses.

“El 27 de noviembre nos enteramos de la violencia de género. Mi hermana me llamó llorando y me dijo que Fernández le había pegado, yo salí del trabajo para ir a buscarla. Cuando llegué a su casa no la dejaba salir, le abrió la puerta y ahí yo le advertí que no toleraríamos estas cosas”, contó Pérez. También que explicó que esa noche el acusado fue a disculparse con la familia por lo ocurrido y que con el paso de los días consiguió retomar la relación con Vanesa.

El 29 de diciembre Vanesa fue asistida en el hospital de Simoca por más lesiones. Según su hermano, la mujer no se atrevió a denunciar a Fernández porque la habría amenazado con lastimar a su hijita si acudía a la Justicia, pero aplicando el protocolo de protección, los médicos habrían documentado el caso, aunque aclarando que la paciente prefería no denunciar. Al día siguiente Vanesa fue hallada sin vida.