Por José María Posse

Abogado, escritor, historiador

Por convocatoria de Leandro Alem al Comité Nacional, el cual presidía, un día 26 de junio de 1891, en la calle Cangallo 536, nació de un nuevo partido político: la Unión Cívica Radical. Se destacaba la presencia de Martín Yrigoyen, Délfor del Valle, Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Francisco Barroetaveña y la del ex gobernador tucumano don Juan Posse, quienes junto a un nutrido grupo de dirigentes y militantes cívicos, ratificarán la línea principista del movimiento cívico, y además, serán los gestores de la nueva expresión política.

Luego de las deliberaciones, el Comité Nacional hizo público un manifiesto que había sido redactado en esa jornada denominado: “A los pueblos de la República”. Así nació oficialmente la Unión Cívica Radical, que es un partido político que luchará por lograr establecer los derechos políticos de las grandes mayorías excluidas de la participación política, y que enarbolará las banderas de “La causa de los desposeídos” de Leandro Alem y la idea de “La reparación” de Hipólito Yrigoyen, adoptando además principios que marcaran su lucha por la consecución del sufragio libre.

Los radicales proclamaban en su carta orgánica:

“Concurrir a sostener dentro del funcionamiento legítimo de nuestras instituciones las libertades públicas, en cualquier punto de la Nación donde peligren. Levantar como bandera el libre ejercicio del sufragio, sin intimidación y sin fraude. Proclamar la pureza de la moral administrativa. Propender a garantir a las provincias el pleno goce de su autonomía y asegurar a todos los habitantes de la República los beneficios del régimen municipal”.

Intransigencia

La Unión Cívica Radical se orientó hacia la intransigencia. Sus dirigentes negaron la legitimidad del acuerdo entre mitristas y roquistas y decidieron pasar a la resistencia.

El régimen, a través del fraude y la transmisión del poder entre los miembros de la elite, cerraba todos los canales legales de participación y expulsaba a la oposición del sistema.

Leandro Alem declaraba: “No derrocamos al gobierno de Juárez Célman para separar hombres y sustituirlos en el mando; lo derrocamos para devolverlo al pueblo a fin de que el pueblo lo reconstituya sobre la base de la voluntad nacional”.

REFERENTE TUCUMANO. Vicente C. Gallo (en la foto, junto a Pedro Ledesma) fue parte del núcleo inicial del partido.

En 1891 Alem era el líder indiscutido de la fracción “radical” de la Unión Cívica, la que por entonces se hallaba escindida en “nacionales” y “radicales”, como consecuencia del acuerdo entre Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca, que Alem y sus seguidores repudiaban.

En Tucumán

El 11 de junio de ese año, se había constituido la Unión Cívica Radical en Tucumán en una reunión realizada en los altos del depósito de la firma Paz y Posse. El local partidario se había instalado en calle 24 de Septiembre al 500, en casa de don Vicente C. Gallo y contaba con una importante como creciente cantidad de entusiastas partidarios.

En su libro “Por la democracia y las instituciones” (1921), el doctor Vicente C. Gallo narró, como testigo y actor, los comienzos del radicalismo organizado en Tucumán. En junio de 1891, se invitó públicamente “a la juventud” a una reunión que se efectuaría “en los altos del depósito de los señores Paz y Posse”. Este depósito se encontraba en la calle Rivadavia al 100, vereda del naciente.

El 11 de julio allí acordaron -dice el acta- “por aclamación, constituir un Centro Político Radical, que responda en un todo al programa principista de la Unión Cívica, reconociendo como única autoridad legítima del partido al Comité Nacional que preside el doctor Leandro N. Alem”.

Como se sabe, la Unión Cívica acababa de dividirse entre la Unión Cívica Nacional, que aceptaba el “acuerdo” Mitre-Roca, y la Unión Civica Radical, presidida por Alem, que lo rechazaba.

Primeras autoridades

Se nombró una comisión directiva del nuevo centro, cuyas autoridades honorarias eran Alem y los ex gobernadores Santiago Gallo y Juan Posse. Lo presidía Alberto Lacabera. Los vicepresidentes eran Pedro B. Fagalde y Ramón Paz Posse. Como secretarios, estaban Vicente C. Gallo, José G. Sortheix (quien sería gobernador entre 1928 y 1930), Lautaro Gramajo y Luis Silvetti. La tesorería estaba a cargo de Matías Maciel Villafañe y Eugenio Chenaut.

En telegrama a Alem, el Centro informó su creación. Le decía que se constituyó ante “la grave situación por la que atraviesa el país”, lo que hacía necesario “para la salvación de la patria, el esfuerzo unido de todos los que aspiran al engrandecimiento nacional”.

En esa “lucha por las instituciones”, correspondía “ocupar el primer puesto a la juventud”.

Histórica visita

Por ello cobró significativa entidad la visita del caudillo a Tucumán, el día 27 de septiembre de 1891.

Alem había partido de Buenos Aires con una impresionante comitiva en la que estaban el ex gobernador tucumano Don Juan Posse, quién tenía prestigio nacional como dirigente de la Unión Cívica desde 1887, cuando la sangrienta revolución juarista lo despojó del gobierno de Tucumán. Asimismo acompañaban al grupo el joven Marcelo T. de Alvear, Francisco Barroetaveña, Delfor del Valle, Lisandro de la Torre y Remigio Lupo, entre otros.

Ya en territorio tucumano el tren efectuó una primera escala en la estación La Madrid, donde fue recibida por efusivas muestras de entusiasmo, lo mismo se repitió en Graneros, Alberdi y Concepción donde verdaderas multitudes aclamaron a Alem.

En Monteros el célebre grupo de viajeros fue invitado a almorzar en la casa de Don Juan Etchepar. En Famaillá habló Delfor del Valle y en la parada de Lules pronunció un elocuente discurso el entonces joven Marcelo T. De Alvear.

Arribo a San Miguel

A las 14.40 llegó el tren a la ciudad de San Miguel de Tucumán. Una multitud, estimada en 8.000 personas, se encontraba apiñada en la estación Central Norte de San Martín -por entonces Las Heras- y Marco Avellaneda-. Al llegar el convoy, los concurrentes estallaron en una cerrada ovación. Trabajosamente los comisarios encargados de cuidar el orden del acto lograron abrir paso entre la multitud que vivaba incesantemente a la Unión Cívica Radical, a Alem, a la honradez republicana, a la libertad de sufragio, a la autonomía provincial y a Juan Posse. Fuera de la estación los visitantes encabezaron una columna de varias cuadras a cuyo paso se arrojaban flores.

FOTO DE ÉPOCA. Un retrato de los primeros dirigentes nacionales.

Alem se alojó en casa de Don Juan Posse -Rivadavia al 100-, desde cuyos balcones habló a la muchedumbre.

Banquetes y discursos

Al día siguiente, en el teatro Belgrano -ubicado en el solar del actual Ente Cultural de la Provincia -San Martín al 200- se realizó un gran banquete. La mesa de las autoridades se colocó en el escenario y las otras sobre la platea cubierta por un tablado decorado para la ocasión. Los palcos estaban repletos de espectadores, asimismo llamaba la atención la presencia de muchas damas de la mejor sociedad tucumana.

Los oradores hicieron bramar de júbilo a los asistentes en una memorable velada que continuó en casa del anfitrión del caudillo, en una improvisada tertulia que duró hasta la madrugada.

Al día siguiente Leandro N. Alem partió con su comitiva para Salta y Jujuy. Cinco años más tarde el líder radical ponía fin a su vida, pero la semilla que derramó en Tucumán germinaría en duraderos frutos.

Fuente Documental:

- Carlos Páez de la Torre, 30/05/1993; diario La Tarde, “Crónicas de antes”, Leandro Alem en Tucumán.

- Carlos Páez de la Torre, 27/04/2019, La Gaceta; “Los jóvenes radicales”.