La Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (Facet) comenzó a trabajar en un nuevo proyecto para mejorar la calidad de vida de los tucumanos que poseen alguna discapacidad neurológica o motora. Bajo el nombre de “Tecnologías e innovación para la inclusión” la iniciativa propone desarrollar herramientas y recursos asistivos que rompan con algunas brechas de la vida diaria.

“Queremos generar prótesis inteligentes que no sólo cumplan las necesidades estándares de las prótesis (dispositivo artificial que reemplaza un miembro) y ortesis (apoyo externo para mejorar su funcionalidad). Buscamos que nuestros diseños ayuden a la rehabilitación y a mejorar la calidad de vida de esas personas”, puntualizó Eduardo Martel, vicedecano de la facultad y director del proyecto.

En lo referido a innovación, el proyecto también apunta a brindarles capacitación y formación a las personas con discapacidad para que mejoren sus posibilidades de empleabilidad. Además, de incentivar a que los participantes puedan desarrollar o mejorar los dispositivos tecnológicos que usan (por ejemplo, las sillas de ruedas o bastones).

“Creemos que como Universidad debemos aportar a una verdadera inserción de las personas con discapacidad y en eso, la formación, resulta fundamental para mejorar las posibilidades de conseguir empleo”, comentó Martel.

Para lograr cumplir con estos objetivos la iniciativa cuenta con una subvención parcial por parte de la Unión Europea.

Capacitaciones

La lista de cursos que se llevaron a cabo y continuarán realizándose durante los próximos meses incluyen capacitaciones en ofimática, diseño e impresión 3D, diseño asistido con computadoras y programación desenchufada. “El proyecto surge porque desde la Universidad buscan no solo el desarrollo del conocimiento y la formación de profesionales. Queremos que lo que investigamos y producimos se vuelque en el mercado productivo y en la sociedad. Con esta iniciativa buscamos mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad”, detalló.

Experiencias detonantes

Los investigadores que integran el proyecto hicieron varias visitas a la asociación ALPI: un centro de rehabilitación neuromotriz en el cual se asiste a tucumanos con distintas patologías, como parálisis cerebral u otros problemas neuronales. A partir de esta experiencia, el equipo logró ensayar sistemas de comunicación alternativos, de acuerdo a las posibilidades o complicaciones que presenta cada caso.

“Los sensores pueden resultar poco confortables adheridos al cuerpo de un chico para captar su respuesta a un estímulo determinado. Por ese motivo, el proyecto busca captar los movimientos y ayudar a la comunicación, utilizando un programa informático que se ejecute desde la pantalla de un teléfono o de una computadora y que sea capaz de captar e interpretar esos gestos”, agregó Martel.

Entre sus miembros, el grupo de trabajo e innovación cuenta con la participación de los investigadores Fernando Farfán, Eduardo Freyre y Lucas Acosta.

Sueños y realidad

Santiago Salinas se considera mecánico de vehículos desde que nació, no porque haya reparado autos siendo niño sino por la vocación innata de arreglar las cosas e intentar que funcionen bien. “Siento que nací mecánico, después estudié la carrera de Mecánica y hace 23 años tuve un percance que me dejó con una discapacidad. Razón por la cual ahora ando en sillas de ruedas”, comentó.

El docente confesó que antes del accidente nunca había pensado cómo era ser discapacitado, hasta que le tocó… “Manejaba mi auto y pensaba que los semáforos venían con los discapacitados incluidos, no sabía de toda la complejidad que acarrea tener una discapacidad”, reflexionó.

Actualmente Salinas forma parte de la iniciativa “Tecnologías e innovación para la inclusión” y está a cargo de ofrecer talleres de Mecánica para alumnos con dificultades motrices y visuales. También se dedica a enseñarle a este sector de la población cómo adaptar y volver más manejables y trasladables las sillas de ruedas.

Él está convencido de que es fundamental, en caso de que la condición lo permita, una autonomía genuina. “Derribamos esa tradición de pedir que nos compren sillas cuando se rompen, porque podemos repararlas muy bien”, añadió.

El profesional señaló que existen muchas maneras de generar un cambio en el día a día de los tucumanos con movilidad reducida. Sin embargo -consideró- hay ocasiones en las cuales las ideas requieren de apoyo social o académico para ejecutarse.

INNOVACIÓN. El equipo busca usar la tecnología para generar un cambio.

“En la Universidad te encontrás con cada cerebro que permite hacer realidad los sueños. La gente de afuera le tiene miedo a la Universidad porque considera que es sólo para algunos privilegiados. Será porque mis papás eran docentes universitarios, pero siempre me sentí muy ligado a la UNT y, cuando se dio la posibilidad de dictar talleres, me cambió la vida para bien”, opinó.