MEMORIAS

LA FIGURA DEL MUNDO

JUAN VILLORO (Random House - Buenos Aires)

Juan Villoro ronda, una vez más, la compleja y gigantesca figura del padre. Su padre Luis Villoro, un refugiado español que se enamoró de México y se convirtió en una de las figuras más importantes del campo cultural con su producción antropológica y filosófica y sus intervenciones políticas. El hijo, cronista y escritor, afronta la tarea de dar cuenta de su vida y, por lo tanto, también de la relación entre los dos. Este propósito lo lleva enfrentarse con el padre y al intelectual: “Como he dicho, este libro no es un ajuste de cuentas ni una hagiografía. Tampoco es un estudio biográfico… Nada mejor que un filósofo que procurarse una construcción de sentido. Intento entenderlo y entenderme con él”.

Los padres se separaron cuando Juan tenía 9 años y Luis Villoro fue siempre un padre ausente y un sujeto inaccesible. La biografía, por momentos, se transforma en autobiografía, en la búsqueda de rastros en la memoria familiar. Las palabras hablan de “La dificultad de ser hijo” en esta larga “carta al padre”. En este viaje hacia atrás el escritor apela al distanciamiento brechtiano. La vida del progenitor lo lleva de España a México, el país del cual llega a enamorarse y de cuya elite intelectual y política formó parte. Un hombre polémico de izquierdas, en mucho caso intolerante, que vivía hacia dentro. En la obra de teatro Filosofía de vida ya había reflexionado sobre la intimidad del filósofo.

En el ajuste de cuentas el hijo señala cómo el padre lo despoja de casi toda su herencia material, salvo algunos libros de su biblioteca. La memoria arma una el retrato de un hombre exigente y exigido por la ética y la política que fue interpelada por grandes hitos históricos del siglo XX: desde la guerra civil española hasta la masacre de Tlatelolco y la aparición del EZLN. Luis Villoro fue un apasionado por la causa indigenista y se entrega, en sus últimos años, al zapatismo.

Cerca y lejos

“Los intelectuales no deberían tener hijos” le dice una amiga en el comienzo del libro. Juan Villoro desmantela la afirmación para estudiarla y se sumerge en el íntimo vínculo sin pudor. Señala que su padre “ante las variadas aventuras de la inteligencia valoraba, por encima de todas las cosas, la capacidad de buscar un trazo esencial, un dibujo capaz de definir la inestable “figura del mundo“. Su entrega al mundo del pensamiento era total. “Era filósofo de tiempo completo –cuenta Juan–. Eso suena admirable, y lo es, pero también puede ser incómodo, porque la realidad no siempre es un ensayo que debes descifrar. La realidad requiere instrucciones de uso, sobre todo para un niño. Cuando le pedía consejo me decía: ‘Debes descifrarlo por tu mismo’. Yo no quería.

El padre parece estar lejos y cerca del hijo al mismo tiempo. Por ejemplo, cuando emplea el fútbol para crear un espacio con el hijo sin que este se dé cuenta. A su muerte Juan toma conciencia de que los partidos eran un modo de tener algo común.

En agosto de 2023 Villoro vino a Buenos Aires con La desobediencia de Marte, en donde maestro y discípulo -Tycho Brahe y Johannes Kepler- se enfrentan y disputan acerca de la herencia y una enigmática paternidad. Uno trae instrumentos precisos; el otro, hipótesis. Sin embargo, una sorpresiva transformación convertirá al siglo XVII en escenografía de una disputa sobre la paternidad entre los actores.

Una batalla más

La figura del mundo se centra en la larga sombra del padre y en su legado cultural. Entre las joyas del legado está la actitud crítica de quien no dudaba en asumir posturas que le llevaban al enfrentamiento con el mundo. El padre, el cartaginés, que a los 70 años partió a San Cristóbal de Las Casas a sumarse al Subcomandante Marcos dio innumerables batallas y la paternidad fue una de ellas.

© LA GACETA

CARMEN PERILLI

Perfil

Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) es escritor y periodista. Publicó, entre otros, los libros de ensayos literarios Efectos personales (Premio Mazatlán) y La utilidad del deseo; y las novelas El testigo (Premio Herralde), Arrecife (Premio José María Arguedas) y La tierra de la gran promesa. Por el conjunto de su obra recibió los premios José Donoso, Manuel Rojas y Liber. Fue profesor en la UNAM y profesor visitante en las universidades de Yale, Princeton, Stanford y Pompeu Fabra. Colabora en medios como Reforma, The New York Times y El País.