La investigación por el crimen de Lautaro Alexander Ostriz (24 años) dio un paso muy importante ayer a la mañana cuando se concretó la detención de la mujer que habría planificado asesinar al joven, y también de un hombre que habría participado en el hecho. Ya son cuatro los detenidos por el homicidio registrado el 10 de agosto en Estación Aráoz y que tendría por móvil una deuda narco. La aprehendida, mencionada hasta aquí por los investigadores como “Marta”, sería en realidad Miriam Amanda Paz (57 años), quien es investigada además por manejar una red de narcomenudeo en el este de la provincia.

La caída

Muy temprano, personal de la ex Brigada al mando de los comisarios Juana Estequiño, Daniel Monteros, Diego Bernachi y Jorge Dib se reunieron con los grupos de apoyo del Cuerpo de Infantería, CERO y GOMT para informarles -simplemente- que realizarían allanamientos. Mantuvieron en reserva a quiénes irían a buscar para evitar que se filtrara la información de las medidas judiciales que estaban por hacer.

Miriam Paz no estaba en su casa. Fue hallada en la de una de sus hijas, que es una de las viviendas más lujosas del humilde barrio Madre Teresa de Calcuta, en Alderetes. Cuando los efectivos ingresaron al domicilio, la sospechosa se desmayó. Los policías llamaron al servicio de emergencias 107 y los médicos dijeron que sólo había sufrido un ataque de nervios, ya que no tenía ningún tipo de problemas de salud. Con ese informe la llevaron aprehendida a un calabozo, hasta que enfrente una audiencia de formulación de cargos y se le ordenen medidas de coerción.

En otro allanamiento realizado en simultáneo, cayó Roque Miguel Francisco Tula (32 años). El hombre fue detenido sin ningún tipo de problemas. Sería pariente de la mujer y trabajaría para ella.

Los investigadores tenían en la mira a la mujer desde hace varios días, pero les faltaba evidencias para encerrarla. Por la descripción que dio uno de los imputados sobre ella, tenían serios indicios para considerar que podía tratarse de Paz.

Según la información que recibieron de Miriam, la mujer sería prestamista y además formaría parte de una red de narcomenudeo en el este de la provincia, entre otras actividades ilícitas.

Una búsqueda de 10 días

El crimen de Lautaro sacudió a Estación Aráoz, una tranquila localidad ubicada sobre ruta 302, en Leales. Ostriz le había dicho a su familia que se dedicaba a prestar dinero y que un cliente debía devolverle $ 9 millones. Según surge de la investigación, el 10 de agosto el deudor, Cristian Leal (24 años), lo convocó para pagarle. El lugar del encuentro era desolado: el Puente de Hierro. Se trata de un canal que cruza la ruta 302, al oeste del pueblo. Un amigo de la víctima se ofreció a acercarlo hasta la entrada de Estación Aráoz, lo dejó en una parada de colectivos que está al frente del Juzgado de Paz. De ahí lo pasaron a buscar en una camioneta negra. Nada más se supo de Ostriz.

El amigo que lo había acercado hasta el refugio le avisó a la familia de Lautaro que había recibido un mensaje en el que el joven le pedía ayuda. También informó que la víctima le había comentado que iba a encontrarse con Leal.

La investigación comenzó a centrarse en el deudor. Por pedido de la fiscal Mariana Rivadeneira, la Policía allanó su casa y le secuestró su celular. Al darse cuenta que al revisar el celular tarde o temprano sería detenido, Leal finalmente se entregó e informó donde estaba el cuerpo de Ostriz, que fue encontrado el 20 de agosto en un descampado, cerca del canal.

Leal se presentó aterrado en una comisaría. Además de dar la ubicación del cuerpo, sostuvo que en el crimen participaron también Hugo Antonio “El Negro” Fernández (46 años), los mellizos Héctor Enrique y Elio Maximiliano Córdoba (31 años) y una misteriosa mujer que le ordenó que citara a Ostriz al Puente de Hierro, prometiéndole que así saldaría la deuda que tenía con ellos (según Leal, esa mujer le había entregado el dinero que él le solicitó a Lautaro). Esa versión no terminó de convencer del todo a los investigadores. Según Leal, le habrían prestado $ 200.000, un monto mucho menor al que manifestaba la familia de la víctima.

Arrepentido

En la primera audiencia del caso, Leal manifestó su intención de declarar, pero finalmente cedió a la recomendación de su defensor, Ariel Antonio Marti, y se abstuvo. Se le dictó la prisión preventiva al igual que a Fernández. A los mellizos Córdoba solo se los imputó, ya que la fiscalía de Homicidios I, a cargo de Ignacio López Bustos, consideró que no había pruebas suficientes para mantener presos a los hermanos.

Pasaron los días y, según lo que manifestó en un acta el personal policial que custodiaba al detenido, Leal se pasaba las noches llorando y diciendo que quería contar lo que sabía, pero que no quería contradecir a su defensa. El fiscal López Bustos fue informado de eso y solicitó una audiencia privada para hacer el planteo.

Una vez más, los defensores Marti y Roberto Vicic le recomendaron que no hablara y explicaron que su silencio era parte de la estrategia defensiva. La jueza Elizabeth Raddi le explicó que nadie podía negarle su derecho a declarar, pero sí recomendarle que no lo haga. Y Leal, entre llantos, finalmente habló en una audiencia reservada, porque se preveía que aportaría nombres y datos importante para la causa, que podían impulsar medidas inmediatas.

Según trascendió, habría declarado que a él lo llamaron para que citara a la víctima a cambio de cancelar la deuda que tenía con la mujer. Buscaron a Lautaro y lo subieron en una camioneta Toyota Hilux. Habría detallado que en el asiento trasero iba él, en el medio Ostriz y al lado Fernández. En el asiento de acompañante Paz y manejaba Tula. Dio a entender que los mellizos Córdoba estuvieron con ellos antes del hecho, pero se fueron antes de que los responsables raptaran al joven, por lo que prácticamente quedaron despegados de la causa. El arrepentido habría explicado que Fernández, a penas se bajó de la camioneta, le pegó con un palo dos veces en la cabeza a Ostriz y luego escondieron el cuerpo. Por último, Leal también habría confesado cuál habría sido el verdadero móvil del crimen. Fuentes judiciales indicaron que no se habría tratado de una deuda, sino de la desaparición de varios kilos de droga.