El desafío de planificar a largo plazo, entre todos

El desafío de planificar a largo plazo, entre todos

20 Febrero 2023

El crecimiento y desarrollo del país en materia de obra pública debería estar atado a una planificación estratégica que no se vea sometida a los vaivenes de la política y de sus intereses mezquinos y sectoriales; que esté al margen de las especulaciones de los que, asumiendo funciones públicas por el voto popular, no encuentran nada mejor que echar culpas a los anteriores por las dificultades de gestión que tienen que enfrentar. O bien que privilegian las relaciones políticas para determinar qué obras llevar adelante y cuáles no, en qué provincia o en qué ciudades, según el color político al que pertenecen.

Son conductas de mirada estrecha que descartan el bienestar general que pregona el texto constitucional nacional. La Nación hace tiempo que está en crisis permanente, económica y social, y los principales actores políticos no está a la altura de las exigencias de la hora; los enfrentamientos son moneda constante, y más en este tiempo electoral del recambio de las autoridades, donde la gestión gubernamental se relega a un segundo plano porque se piensa en el corto plazo, en aquello que se cree que puede redituar ventajas en las urnas y no en un programa que apunte aun horizonte en función de las necesidades de todos. Este tiempo exacerbará las diferencias y potenciará los enfrentamientos verbales; situaciones que siempre conspiran para arribar a acuerdos institucionales vinculados a la obra pública.

Sin llegar a ese extremo, en las pequeñas obras para atender problemas de localidades del interior se revela el sistema de achacar responsabilidades a los otros por las deficiencias que se observan. Vaya por caso lo que sucede en la intersección de las rutas 306 y la ruta 9, una provincial y otra nacional. Se menciona la llamativa cifra de accidentes en la zona, la falta de una buena iluminación, de la falta de conservación de los caminos y hasta de la inconducta vial de los automovilistas.

Para superar los inconvenientes las respectivas autoridades, las de Vialidad Nacional, las de Vialidad Provincial, las del municipio de Banda del Río Salí y de la comuna de San Andrés han llevado adelante iniciativas individuales, y han achacado culpas al resto librándose de responsabilidades de acuerdo a la jurisdicción que les compete. Si los informes sobre siniestros indican que entre marzo de 2022 y enero de este año hubo al menos nueve accidentes o en el tramo de la ruta 306 que pertenece a la jurisdicción de San Andrés y tres al mes en el cruce con la ruta 9, perteneciente al municipio bandeño; la reflexión no debería pasar por: “la ruta no está en buen estado de conservación”.

Esta sola circunstancia amerita que todos, autoridades nacionales y provinciales, se sienten en una mesa y analicen una salida de manera conjunta y a largo plazo, sin detenerse en cuestiones políticas y electorales; no basta con colocar un semáforo o señalizar el pavimento, hay que diagramar, planificar y ejecutar, pero en conjunto. Un buen trabajo sobre este cruce podría disminuir los accidentes y evitar muertes, y con controles adecuados hasta se favorecería la educación vial, de la que adolecen algunos conductores.

En una apuesta al desarrollo del país no caben las soluciones parciales pensando en un resultado electoral -por lo menos en este año- sino una elevada cuota de interés colectivo con convenios entre todas las partes involucradas para mejorar la calidad de vida de los argentinos. En este caso de los habitantes de la zona aledaña a la intersección de las rutas 9 y 306. En el tercer milenio no se puede escuchar que se hable de trampas mortales, de baches, de incultura vial o de falta de iluminación; puede ser malas excusas de funcionarios que no atienden las necesidades públicas sino que se preocupan por los intereses políticos.

Este tiempo electoral, como viene ocurriendo en el país y en la provincia, expondrá la grieta en todo su esplendor, por lo que no cabría esperar una muestra de madurez cívica y que, en el plano de una obra pública, haya consenso y planificación. Sin embargo, es un buen desafío para atender esta situación y mostrar que, pese a todo, hay quienes piensan en el crecimiento y desarrollo del país al margen de los vaivenes de la política.

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