El antimundial: La música en los estadios, toda una cuestión para analizar

El antimundial: La música en los estadios, toda una cuestión para analizar

El antimundial: La música en los estadios, toda una cuestión para analizar
06 Diciembre 2022

Timón Lino

Acérrimo antifutbol

El filósofo, sociólogo y crítico Alemán Georg Simmel inició un debate sobre la música como forma de vínculo social. “Refiriéndose empíricamente al canto tirolés, consideraba lo que ocurría en situaciones como las de la música, en las que las personas se juntan por el hecho de juntarse, por el placer de unirse en una relación en la que el fin es la propia relación”, señala Esteban Vermik sobre los primeros ensayos del siempre outsider Simmel.

Ahora bien, las tribunas de los estadios confirman esa alegría del vínculo. Las canciones de la selección nacional están al borde mismo del canto tiroles, su nombre es en verdad Jodeln o yódel, o cualquier otra variante. Es el anodino ioleioleioleii.

En el fútbol parece que la imaginación se pierde a mayor amplitud. Nadie puede desconocer que los clubes de provincia, por caso nuestros “Decanos” y “Santos”, tienen un repertorio indudablemente inmoral, pero innegablemente amplio.

Estrofas, cambios de ritmo, estribillos, metáforas y hasta juego de voces. Tienen una prolija prosa de la identidad y una finura ardiente para la maldad contra el resto de los equipos con los que se enfrentan.

Pero al llegar a la instancia mundial del fútbol, el olé olé olé es un canto de Walt Whitman. No puede obviarse que la apatía musical los ha llevado al himno tarareado. Última y fatal modificación al texto de Lopez y Planes que ya no solo deja de insultar a la madre patria, sino que abandona toda semántica. Dejen de Yódel.

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