Cartas de lectores II: guerras
04 Abril 2022

El marco inquietante de la guerra de Malvinas -y cualquier otra- me trae un viento helado, tan frío que se mete al alma. Pero... ¿Pensaron de verdad que en esa gesta heroica de jóvenes argentinos y británicos hubo entusiasmo? Yo creo que a la mayoría los carcomía el temor, la horrible sensación de ser protagonistas del absurdo, de ser partícipes de lo que nadie quiso: la guerra. ¿Pero a quién se le ocurre pensar que, en evidente inferioridad de condiciones, en todo sentido, menos humanas, se viviera con emocionante sentimiento tal suceso? Lo cierto es que fue un enorme error que ignoraron o no quisieron ver. Ese lamentable y sangriento episodio, desgarrador, único que tiñó de rojo el sentir contemporáneo. No creo que ni los argentinos ni los británicos marcharan contentos en una cruzada dolorosa en donde ellos como el pueblo y familiares, especialmente las madres, hayan aprobado esa marcha del dolor y la impotencia. Nadie quiere nada a costa de vidas inocentes. Nadie, tampoco, se atreve a refutar esa página de la historia. Como aquel rey desnudo del cuento en que un niño fue el que desató la tormenta con la verdad. Yo, por mi parte, rechazo todo lo que no sea la paz. Y deseo el olvido por una cuestión de salud mental. Lo que no significa que olvide a los heroicos muchachos y la agonía pasada y que pervive como una brasa atroz quemándoles las horas.

Nelly Elías de Benavente

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