11 Diciembre 2021
ANTES DE NAVIDAD. Biden enviará al Congreso estadounidense un paquete de medidas para activar el consumo. FOTO TOMADA DE DIARIOLIBRE.COM
La inflación en Estados Unidos ha adquirido carácter persistente, al menos a corto plazo. Los precios de los autos usados, de la nafta, del gas, de los alquileres y de la alimentación, entre otros rubros, han seguido al alza en noviembre hasta alcanzar un incremento del 6,8% interanual, sensiblemente superior al 6,2% registrado en octubre y una décima por encima de lo previsto por los analistas de Reuters y Bloomberg (6,7%).
Así las cosas, el Índice de Precios al Consumo (IPC) ha vuelto a batir récords negativos: es la más elevada desde 1982, cuando el republicano Ronald Reagan era presidente. Sin embargo, Wall Street ha abierto ayer en verde, pues el mercado esperaba datos peores (por encima del 7%).
Estas cifras complican los planes de recuperación económica del presidente Joe Biden, que prevé sacar adelante en Navidad su programa de gasto social en el Congreso. La Casa Blanca ha subrayado que la evaluación de la actividad económica en las semanas posteriores a la recopilación de los datos de noviembre muestra que el aumento de precios se está desacelerando, aunque no tan rápido como a ellos les gustaría.
Pero, ¿cuáles son los motivos? Detrás del repunte inflacionario aparece el enorme impulso que el gobierno de Donald Trump, primero, y, sobre todo, el Biden, luego, le dieron a la economía con sus paquetes de estímulo fiscal, a los que se agregó la maquinita de la Reserva Federal, que reactivó la compra de bonos del Tesoro y activos financieros. A eso se sumó el fuerte aumento del barril de petróleo y los problemas en las cadenas de producción globales que causaron cuellos de botella en medio de la reapertura de la economía tras la pandemia.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las presiones inflacionarias continuarán durante los próximos meses. Pero afortunadamente para los estadounidenses, desaparecerán el año próximo.
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