Abel Posse: “La poesía es el máximo género literario”

Abel Posse: “La poesía es el máximo género literario”

Es uno de los mayores escritores de habla hispana, autor de libros que recibieron varios de los más destacados galardones y más de una veintena de traducciones. El próximo martes se realizará un coloquio en el que especialistas de varios países de tres continentes analizarán su obra. En esta entrevista habla sobre sus grandes temas, las dudas en los comienzos, los cruces con su carrera diplomática, la poesía y las perspectivas de la Argentina. “Este país adolescente comprendió que sin Patria desaparecíamos todos”, afirma.

 FOTO TOMADA DE LA NACIÓN. FOTO TOMADA DE LA NACIÓN.
14 Noviembre 2021

Conocí a Abel Posse primero a través de sus libros, principalmente novelas –La boca del tigre, Los bogavantes, Los perros del paraíso- que me fascinaron. Luego, muchos años más tarde, heredé su amistad de mi padre, Marcelo Sánchez Sorondo, quien lo admiraba y quería entrañablemente. Le parecía el arquetipo de un argentino cabal. “Un gran señor”, decía.

Yo lo veía a menudo en la casa paterna y su trato no opacó mi entusiasmo por su obra, como me había ocurrido más de una vez con otros autores -que no mencionaré, desde luego- trabajando, años atrás, en la Editorial Sudamericana, dirigida por López Llausás.

Daniel Dessein me convoca a reportear a Abel Posse. Encantado, acepto.

Abel es un hombre de una gran calidez y en el diálogo se muestra sobriamente erudito, pero sin ambages.

- ¿Te valoran más como escritor en el extranjero, afuera del país?

- Viví muchos años fuera de Argentina. Creo que me tratan un poco como extranjero. Pero sería injusto olvidarme que gané aquí mis premios por la novela Los Bogavantes y el premio de la SADE al poema “En la tumba de Georg Trakl”. Mis libros fueron publicados por Emecé y después por Planeta, que compró a Emecé. Aquí no hay todavía una crítica mayor. Estoy traducido a 22 idiomas. Y eso se debió a la suerte de haber gustado a algunos grandes críticos como Claude Couffon, en Francia, el italiano Umberto Belli, el norteamericano Seymour Menton, teórico de “La Nueva Novela Histórica” que me ubica con Carpentier entre los renovadores, tanto del lenguaje como el acercamiento a una América Profunda.

- ¿Qué consejos o sugerencias les darías a los escritores que se inician?

- En todas las artes, el “llamado” proviene de nuestra infancia y adolescencia. Algunos se zambullen, otros huyen. Elegir ese camino es problemático. Hay que tener coraje y aguantar lo que Rilke llamaba tiempo de sequía. Desde el trabajo se enciende tal vez la mítica inspiración. Entre los errores aparece repentinamente la frase que sostiene o el color que lleve al joven artista a creer que ya tiene el camino. Allí empiezan los precipicios y angustias. En la soledad es mejor encontrar algún cómplice. Hay que armarse el rincón seguro, y no rechazar abandonar la aldea y lanzarse al vagamundo. En el interior de cada uno se eterniza una tía sensata que debe ser eliminada. Es cuando aparece el demonio tentador: alguna frase que uno rescribe salvándola de los bollos tirados al cesto. Estas son las arenillas que hacen persistir al buscador de oro.

-¿Cuáles son los temas que más te convocan?

- No convocan, sorprenden y uno va variando tendencias. Con Los Bogavantes y La Boca del Tigre, fui por el camino de la novela tradicional, y un lenguaje narrativo, cuidando las estructuras del relato grande. Son las novelas que Gide situaba como diálogo con “las posibilidades del vivir”, en el amor, la política, las crisis o armonía del siglo. Después tuve una sorpresa que me lanzó a un lenguaje libre, rabelesiano, peligrosamente poético. Así compuse esa Tetralogía sobre nuestra América: Los Perros del Paraíso, Daimon y El Largo Atardecer del Caminante (esta, la más equilibrada dentro del riesgo carnavalesco). Recibió el premio de novela del Quinto Centenario, que amontonó a todos los colegas que tenían o apuraban su libro, porque el premio era muy grande, casi el valor de una carabela, como “La Pinta”, digamos.

-Escribiste una plaquette de poesía, ¿por qué no seguiste cultivando ese género?

- La poesía es el máximo género literario, hasta Heidegger en su mejor época apoya su pensar en Hölderlin, Rilke y Georg Trakl. Por ahora ni intento otro. Es un canto a Machu-Pichu, que escribí en Venecia y allí se editó en la imprenta de los monjes armenios.

-¿Cómo conseguiste conciliar la profesión de diplomático con tu trabajo literario?

-Siempre hay tiempo. Tardo años en un libro (hace 18 años que estoy con el actual que por ahora se llama “Los Heraldos Negros”. Será mi mayor apuesta). Me recuerdo en mi pequeño escritorio de tercer secretario de Moscú y el infinito atardecer de las oficinas vacías. Saqué del cajón Los Bogavantes y corregí frases de ese libro casi abandonado. Mi auto era el único que no había salido del parking, guardé Los Bogavantes en borradores. Y volví entre la noche de Moscú y el manto de nieve mojada de luna.

-¿Qué pensás de nuestro futuro como país?

- Sólo puedo decir que la palabra “futuro” se había caído del diccionario. Creo que este país adolescente comprendió que sin Patria desaparecíamos todos. Creo que estamos en puertas de una salvación, que no es la del FMI, si no de la estupidez política atomizada que superaremos pronto. Estuvimos exiliados soportando la Peste. Ahora nos llega otra vez esa maravilla, ¡la Argentina!

© LA GACETA

PERFIL

Abel Posse nació en Córdoba. Diplomático de carrera, vivió años en Moscú, Venecia, París, Tel Aviv, Praga, Lima, Copenhague y Madrid. Es autor de numerosos libros, entre ellos Los perros del paraíso, que obtuvo en 1987 el premio internacional Rómulo Gallegos, máximo galardón literario de América Latina; El largo atardecer del caminante, distinguido en 1992 con el primer premio de la Comisión Española del V Centenario; El viajero de Agartha, galardonado con el premio Diana de México, y El inquietante día de la vida, que mereció el premio Trienal de Novela de la Academia Argentina de Letras en 2003. Sus obras han sido traducidas a 22 idiomas. La santa locura de los argentinos, Sobrevivir Argentina y Réquiem para la política, libros ensayísticos de temática nacional, obtuvieron un gran éxito de público y crítica.

Coloquio internacional sobre su obra

Organizado por  la Universidad de Queensland y la ULCO (Université du Littoral Côte d’Opale), con la coordinación de los doctores Roberto H. Esposto y Romain Magras, el martes y miércoles próximos, desde las 8:30 hora argentina, se realizará virtualmente el coloquio “Nuevas aproximaciones a la obra de Abel Posse”, un espacio para exponer la más reciente crítica sobre la producción del escritor.

Algunos de los expositores son Elisabeth Beyrie-Soulassol (Université de Poitiers), Irene López Rodríguez (Universidad de Ottawa), Margareth Torres (Universidad del Piauí-Espi), Israel Holas (Deakin University, Melbourne), Beatriz Aracil Varón (Universidad de Alicante), Roberto Esposto (Universidad de Queensland), Romain Magras (Ulco), María Rosa Lojo (Conicet) y Graciela Maturo (UCA). El miércoles, a las 10hs hora argentina, habrá un conversatorio con Abel Posse. Todas las charlas pueden verse en este canal: https://www.youtube.com/channel/UCtgTYnhqfKMAlLKxp9q5_Sw

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