Sergio Berensztein: “El plan es llegar a las elecciones como sea”

Sergio Berensztein: “El plan es llegar a las elecciones como sea”

En su paso por Tucumán, el analista señaló que el principal adversario del Gobierno es el propio Gobierno y que la oposición tiene una oportunidad, pero no está organizada

INTERNAS. Berensztein apunta a la fragmentación del Gobierno.  INTERNAS. Berensztein apunta a la fragmentación del Gobierno.

Los problemas políticos y económicos tienden a acumularse más que a solucionarse. El escenario no es propicio para esta estrategia. Por el contrario, los efectos de la pandemia de la Covid-19 se profundizan en un Gobierno que, día tras día se muestra más fragmentado, en una gestión que no le encuentra la vuelta para combatir la inflación. “Nadie puede creer que atrasando tarifas y financiando gastos con emisión no afectan al electorado, al suponer que están desacoplados al conjunto de los precios de la economía. Es absurdo. Subsidia por un lado; controlan precios por el otro y hasta crean un mercado para que accedan a otros precios. Nada de esto sirve al votante porque implica una falta de conocimiento acerca de cómo funciona la microeconomía, no sólo de la macro. Y lo que es peor, las divisiones internas del Gobierno fragmentan más al oficialismo”. Ese diagnóstico fue realizado por el analista político Sergio Berensztein que disertó en Tucumán sobre “Los interrogantes del escenario político”, organizado por las fundaciones Federalismo y Libertad y Naumann y la Sociedad Rural de Tucumán.

Berensztein plantea que la Argentina llega a las elecciones de medio turno con más incertidumbres que certezas, no sólo en materia económica, sino también política. La gestión del presidente Alberto Fernández quiere ganar los comicios, como una manera de oxigenar la administración hasta 2023. “Debemos fijarnos cómo llegamos a las elecciones; tenés dudas acerca de cuándo se va a votar; sobre cómo se va a votar y cuántos actores políticos relevantes van a participar. Con esas dudas es difícil sacar conclusiones”, señala el politólogo. Tomando como referencia los resultados de anteriores gestiones, Berensztein señala que la evidencia anecdótica plantea que los antecesores han bajado el caudal electoral de medio turno y al último, Mauricio Macri, pudo ganarle al peronismo, pero no le sobró nada. “Esta evidencia sugiere, entonces, que el Gobierno va a perder, en promedio, un 15% de los votos. Pero sacando un 40%, en una economía que cayó 10 puntos en 2020, en medio de una pandemia y con un gobierno fragmentado, tenés que festejar si se da aquel resultado. Ese porcentaje es el de imagen que hoy tiene Alberto Fernández, pero de aquí a las elecciones va a pasar de todo”, refuerza.

¿Por qué se profundiza la fragmentación del Gobierno? Más allá de la puja entre el presidente de la Nación y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la actual gestión viene mostrando una radicalización de acciones que implican más enfrentamientos con distintos actores de la política y de la economía. Berensztein apunta que hoy subyace una resistencia social a una carga fiscal que es percibida como extrema. “El impuesto solidario no recaudará lo que el Gobierno esperaba; se está llegando al límite de la presión fiscal. Ahora se avanza con Ganancias a empresas y siguen generando un impuesto inflacionario, con una conducción económica fragmentada”, enumera el analista.

Aquella fragmentación, continúa el expositor, también se manifiesta a la hora de tomar decisiones. Por caso, menciona lo que sucedió con la renuncia del subsecretario de Energía, Federico Basualdo, solicitada por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y que, al final, no se concretó tras las críticas al sistema de subas de tarifas. “Es algo insólito que un jefe de Gabinete pida la renuncia a un subsecretario y éste se niega a hacerlo. ¿Qué implicaría una renuncia de Marco Lavagna (titular del Indec) frente a los cuestionamientos internos a la hora de medir la inflación? Hay una cantidad de conflictos que traban al Gobierno, que falta una visión de conjunto y que, además, funcionarios de tercera línea cuestionan el liderazgo al Presidente. Todo esto me lleva a concluir que estamos en un panorama preelectoral en el que el principal adversario del Gobierno es el propio Gobierno”, indica.

Mirando la otra vereda, la de la oposición, Berensztein apunta que “los referentes de las otras coaliciones tienen una gran oportunidad (de acrecentar sus posibilidades de volver al gobierno), porque este es un Gobierno muy malo. Y surge otro interrogante: ¿estará organizada para pegar el salto? Tengo mis dudas”.

A su criterio, debería estar analizando qué hacer con aquella franja de votantes que es crítica y que no votaría por Alberto Fernández o por La Cámpora. “Ese voto vale doble y hay que mirarlo bien, porque si te corres mucho a la derecha es posible que lo pierdas”, expresa.

Quejas por doquier

Berensztein cree que Alberto Fernández aún no pudo disfrutar de su cargo de presidente de la Nación. “En todo caso, está sufriendo la Presidencia, porque no le sale una. Por allí algún ministro logre algo, peor ninguno está particularmente cómodo. Se queja el cristinismo; se queja el albertismo; también el sindicalismo; en realidad, todos. Y eso es lo raro”, advierte. Más aún, el Gobierno nacional no ha mostrado que tenga un plan económico para sacar al país de la crisis. “El plan es llegar a las elecciones como sea y ver qué pasa después. Por eso no hay acuerdo con el FMI o que eso sea seguir postergando los problemas”, dice.

El analista señala, además, que el punto central es establecer cuántas crisis serias de gobernabilidad hubo en el contexto de la pandemia. Y contesta: “¿si sos opositor, querés gobernar ahora? No hay crisis porque la oposición entiende que no podrá arreglar todo esto en pandemia. No hay incentivos para una crisis de gobernabilidad”.

“La Argentina viene siendo gobernada pésimamente desde hace mucho tiempo por gobiernos civiles y militares, peronistas y radicales; todos han fracasado. Creo que con un gobierno mediocre vamos a estar infinitamente mejor de lo que estamos hoy”, considera. Según su entender, si el país hubiera acompañado el crecimiento global, de un 3% anual, desde 1975, hoy sería comparable con España. Pero para consolidarlo, debería darse una lógica de desarrollo con cuestiones básicas como estabilidad, acceso al crédito.

¿Qué se necesita para que la Argentina mejore? Berensztein responde que hay tres factores fundamentales. “Una visión de país en conjunto, con una mayor confianza interpersonal entre sus principales actores y mirando al mundo como desafío, haciendo las cosas necesarias para abrirnos con inteligencia, son los tres pilares para que tengamos una Argentina con una visión más optimista”.

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