La violencia de género avanza y debe ser frenada

La violencia de género avanza y debe ser frenada

14 Abril 2021

“Volvió a violar la restricción y agredió a su ex pareja”, repiten las noticias que publicamos en LA GACETA diariamente. Los nombres y los casos son incontables, se incrementan y reproducen con idéntica trama en nuestra provincia. Es que la violencia de género, en sus variadas formas, es el gran mal cultural de nuestra época y provoca un irreparable daño físico, psicológico, sexual o económico en la víctima.

La forma más extrema de violencia de género contra la mujer son los femicidios que, según el Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo de la Nación, en 2020 fueron 295. En lo que va de este esto las cifras no son alentadoras. En el primer trimestre se contabilizaron de 70 femicidios de mujeres y niñas, dos transfemicidios y seis femicidios vinculados de varones adultos y niños, de acuerdo con un informe del Observatorio de Femicidios de La Casa del Encuentro.

El maltrato que recibe la mujer tiene profundas bases culturales y se denomina violencia de género. A veces es una acción, un insulto o una actitud la que daña la autoestima de la mujer; y lo más grave es la violencia física que pone en riesgo la vida de la persona agredida. El agresor se cree superior a su víctima y busca dominar la relación bajo sus criterios, anulando a la otra persona, explican los especialistas.

Durante la cuarentena por Covid-19, en 2020, cientos de mujeres vivieron amenazadas y con miedo en sus propios hogares. Pero en Tucumán, precisamente, las organizaciones Mumalá, Cladem y Casa de las Mujeres hacen hincapié en la desprotección en que se encuentran las víctimas de la violencia machista: si bien hay albergues, son pocos y, en muchos casos, muy precarios. Y salvo en los de la Municipalidad de la capital, en los otros se necesita una orden judicial para ingresar.

Según el flamante Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, de enero a diciembre de 2020, recibieron 108.403 comunicaciones a las tres sedes de la Línea 144. Con un promedio de 300 comunicaciones por día, Buenos Aires encabezó la lista con el 57% de llamadas. CABA sumó un 18%, Tucumán lideró el NOA con el 3% de llamadas.

De esas más de 100.000 llamadas, el 90% corresponde a la modalidad violencia doméstica o intrafamiliar que, según la OMS, es cualquier tipo de abuso de poder cometido por algún miembro de la familia sobre otro; para dominar, someter, controlar o agredir física, psíquica, sexual, patrimonial o económicamente. El 67 % dijo haber atravesado una situación de violencia física. El 37% afirmó haber estado en situación de violencia económica y patrimonial. El 34% indicó violencia simbólica, con frases que transmiten y reproducen relaciones de dominación, desigualdad y discriminación. Un 13% manifestó hechos de violencia sexual. El 14% registró el uso de un arma.

¿Qué podemos hacer para frenar el avance de estos casos? Sostener las estrategias que plantea, por ejemplo, las Naciones Unidas, que son variadas y todas busca proteger los derechos de mujeres y niñas. Ratificar los tratados internacionales y regionales; adoptar y hacer cumplir las leyes; crear planes nacionales y locales de acción; hacer que la justicia sea accesible para las mujeres y las niñas; poner fin a la impunidad frente a la violencia sexual en los conflictos; garantizar el acceso universal a los servicios esenciales; brindar formación a aquellos que trabajan en los servicios esenciales (extender la capacitación de la Ley Micaela en todos los estamentos del Estado); otorgar recursos públicos adecuados, acordes a las cifras presentadas; sensibilizar, informar y concientizar a la población; invertir en la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y mejorar la autonomía económica de las mujeres.

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