Repleto, El Cadillal despidió febrero

Repleto, El Cadillal despidió febrero

El dique se mostró colmado de tucumanos festejando el fin de las vacaciones sin las medidas de seguridad sanitaria y con zonas atestadas. Las lluvias no impidieron la diversión hasta el final de la jornada.

Repleto, El Cadillal despidió febrero FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ
02 Marzo 2021

Febrero se terminó y la despedida se concretó en uno de los sitios turísticos preferidos por los tucumanos, que recibió una importante cantidad de personas y se mostró atestado y con zonas donde las medidas sanitarias no se respetaron como impone las circunstancias pandémicas que se viven.

El Cadillal suele ser un punto de esparcimiento que mezcla familias que escapan del calor de las ciudades, deportistas que utilizan el agua para sus actividades náuticas y jóvenes que buscan recreación y encuentros entre amigos. Pese a que el coronavirus nos obliga a evitar los espacios llenos de gente, los turistas en las distintas zonas y opciones que brinda el dique Celestino Gelsi no parecían dar cuenta de esto. La afluencia para decir adiós a las vacaciones de muchos veraneantes de todas las edades (algunos volverán a sus trabajos y otros, a las aulas) sobrepasó los controles.

El Cadillal. El Cadillal. FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

En la zona del anfiteatro, convocados por los shows artísticos gratuitos que se llevaban a cabo organizados por los entes Cultural y de Turismo, se vio a muchos espectadores sentados sin respetar la distancia aconsejada y sin usar barbijo. Incluso, se pudo observar hasta personas de edad avanzada que no respetaban las medidas de bioseguridad. Los bares y los negocios de los alrededores se mostraban llenos.

En la playa y espacios cercanos al agua, el panorama no era muy distinto. Decenas y decenas de personas bailaban con música fuerte y se veían envases de bebidas alcohólicas vacíos, en festejos sin ningún tipo de cuidados. Dentro del dique navegaban varias lanchas y kayaks y se practicaba windsurf.

El Cadillal. El Cadillal. FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

Hugo Díaz, de 48 años, se encontraba en un lugar medianamente alejado de la muchedumbre junto a su familia, que merendaba en tranquilidad. Ante LA GACETA manifestó su desaprobación por las grandes aglomeraciones. “Esto es increíble. Semejante cantidad de gente sin cuidados y todos juntos. Realmente me preocupa mucho ver estas cosas, porque después nos vamos a quejar todos si nos guardan de vuelta dentro de las casas. Nosotros estamos acá, con la distancia que corresponde, con barbijos y alcohol en gel constantemente. Es verdad que ya era hora de que nos dejen salir de la casa, pero mucha gente parece que se olvidó de que todavía sigue la pandemia”, sostuvo a la hora de la siesta.

El Cadillal. El Cadillal. FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

Aproximadamente a las 17.30, una lluvia fuerte amenazó con terminar de golpe el día de relajación de los turistas. Si bien la precipitación duró unas tres horas de forma intermitente, la cantidad de personas que decidió irse del lugar fue relativamente bajo, y la mayoría se mantuvo en distintos espacios del dique. La salida en masa se concretó cerca de las 19, ya sobre el fin de la jornada y mientras el agua seguía cayendo implacable del cielo. Fue entonces que la ruta 347, que conecta la villa con la capital, se volvió lenta de transitar por el tráfico que la circulaba.

Al igual que todos los fines de semana, los vendedores ambulantes recorrían el lugar para ofrecer desde masas dulces hasta bebidas alcohólicas o hielo. Desafortunadamente para muchos, especialmente para los que vendían comida, la lluvia no les permitió seguir trabajando. Dos de estos vendedores perjudicados por el clima, aseguraron que el mal tiempo “arruinó el día de trabajo”, puesto que sus productos se habían mojado y ya no era posible ofrecerlos al público.

El Cadillal. El Cadillal. FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

Más allá de las justificaciones sobre que el comportamiento de quienes llenaron El Cadillal son la reacción a un 2020 prácticamente íntegro de completo confinamiento, hay luces amarillas que se encienden por el no respeto a las pautas sanitarias dispuestas, sobre todo en momentos en que era inminente la vuelta a clases presenciales.

El Cadillal. El Cadillal. FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

Si bien la situación epidemiológica de la provincia parece estar bajo control, con índices en mejoría, y con una campaña de vacunación que trae esperanzas a la población, los cuidados se deben llevar a cabo y por mucho tiempo más. Un rebrote de casos en la provincia o la tan temida segunda ola de contagios, principal foco de preocupación de las autoridades sanitarias locales y nacionales, puede llevar a implementar nuevas medidas restrictivas, lo que significaría un perjuicio para muchas actividades económicas de las que dependen un gran número de tucumanos y una alteración de la vida cotidiana que se busca reestablecer. La nueva normalidad atravesada por medidas de cuidado básico (no amontonarse y usar alcohol en gel y barbijo) requiere de la toma de conciencia individual y su práctica colectiva para que el año pasado no se reproduzca en el futuro inmediato.

(Producción periodística: Santiago Robles)

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