El gusto de ser libre con 69 años

El gusto de ser libre con 69 años

Miguel Ángel Aguilera es el más grande de la Escuela de Natación “Las Focas”.

EN SALTA. Aguilera en uno de los tramos en el espejo de agua del dique Cabra Corral que lo maravilló por el entorno. GENTILEZA ESCUELA DE NATACIÓN LAS FOCAS EN SALTA. Aguilera en uno de los tramos en el espejo de agua del dique Cabra Corral que lo maravilló por el entorno. GENTILEZA ESCUELA DE NATACIÓN LAS FOCAS

Los nadadores eligen entre las medidas reglamentarias de una pileta y la inmensidad impuesta por la naturaleza (en el caso de lagos y mares). Y la establecida por el ser humano (en los espejos de agua de los diques). Qué es lo que impulsa al cambio lo explica Miguel Ángel Aguilera. “Nadar en aguas abiertas es apasionante”, contó el médico urólogo que reconoció el alto riesgo que tiene el deporte. Pero... “Da una sensación de libertad increíble”, agregó la razón de la elección.

Sobre gustos no hay nada escrito, dicen. Lo que para muchos puede ser tan peligroso que no lo harían, para otros es el clímax existencial. “Yo nadaba en la época del primario y secundario en Tucumán de Gimnasia. Dejé cuando comencé la universidad”, recordó. Esos años en la pileta de cemento ovalada del club de Córdoba 1.180 son pasado. El presente está en los espejos de agua de El Cadillal; La Ciénaga, en Jujuy, o Cabra Corral, en Salta.

Cuando se sumó al grupo “Las Focas” es que descubrió que el braceo en el corazón de la naturaleza era lo suyo. También, porque una lesión lo alejó de lo que más venía practicando. “Participaba en carreras de aventuras, de ultra trail como Yerba Buena-Tafí del Valle, hasta que me lesioné una rodilla. No puedo correr, por eso opté por el mejor deporte: la natación”, detalló el profesional de la salud.

Aguilera viene siendo protagonista en el grupo desde que se sumó hace cuatro años. Con 69 años es el más grande de la academia ¿Se oye de vez en cuando un “viejo”? Ni ahí. “Tiene todas las pilas. Re divertido y súper comprometido con el deporte”, describió una de sus compañeras.

Los números tampoco permiten insinuar que el caballero de cabello canoso viva como culturalmente se podría establecer para una persona de su edad. Aguilera, en el “Gran Desafío Aguas Abiertas del NOA” que organizó internamente “Las Focas” -y todavía se desarrolla- también tiene un rol importante. Como la competencia es cosa del pasado, aún debido a la pandemia, hubo una idea para mantener la motivación. El director de la academia de nadadores, Pablo Palacios, propuso que, en cuatro fechas y en distintos diques, los que quieran participar completen ¡500.000 metros! El doctor aportó seis kilómetros de nado el fin de semana pasado en el dique salteño de Cabra Corral.

EN EL QUIRÓFANO. El nadador en plena acción ejerciendo su profesión como médico urólogo, mientras practica una cirugía.  EN EL QUIRÓFANO. El nadador en plena acción ejerciendo su profesión como médico urólogo, mientras practica una cirugía.

“Pensaba nadar cuatro kilómetros. En Salta nadé mi mayor distancia. Terminé dolorido, pero contento”, explicó el nadador, que en la primera fecha aportó tres kilómetros a la causa. “Mis amigos y mis pacientes siempre me preguntan de mi actividad deportiva. Veo que despierta curiosidad”, reconoce. Eso sí, cada vez es menos la singularidad con la que se mira la natación en aguas abiertas, porque los practicantes en el mundo aumentan. “Me preguntan: ‘eso hace usted’. Mis pacientes se sorprenden porque es un deporte de riesgo que ellos no harían. Pero piensan que es lo que me mantiene bien físicamente”, contó Aguilera que no habla sólo de urología en su consultorio. También tiene pausas confortables como en el agua. “Es un deporte que me quita el estrés y mejora mi calidad de vida”, sintetiza sobre el medicamento que se “autoreceta” seguido.

El doctor no sólo aprende en las competencias o en los desafíos de “Las Focas”. El aprendizaje, según él, trasciende el agua. “En los entrenamientos, Pablo enseña que siempre se puede más. Ese es el verdadero desafío y es algo que se traslada a las actividades diarias”, reveló el profesional.

Eso fue lo que sintió en Salta. Aguilera se sumergió en el agua con una distancia a cumplir. Pero, metro a metro, la confianza de la relación hombre-agua fue suficiente para ir por más. “En el dique me mentalicé que podía y lo logré. El entorno lo hacía más agradable. Sumado a la calidad humana del grupo”, cerró.

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