Honrar el pasado sin descuidar el legado

Honrar el pasado sin descuidar el legado

Por Regina Martínez Riekes. Asesora financiera.

Honrar el pasado sin descuidar el legado
13 Diciembre 2020

“El que es capaz de sonreír cuando todo le está saliendo mal es porque ya tiene pensado a quién echarle la culpa”.

Les Luthiers

Está barato, pero nadie se pone contento

“Si tenés algunos manguitos comprá al menos de a U$S100” recomendaba con un audio, esta mamá jubilada. “Está barato. Anoche estuve escuchando a los economistas”, acotaba nuestra sabia consejera.

El billete verde siempre es noticia en nuestro país. Si sube su precio. O si baja. Si falta en el Banco Central. O si este puede acumularlos. Si los exportadores liquidan. O si dejan de hacerlo.

En una semana corta, volvió a ser el gran protagonista. $40 debajo de los máximos de octubre, tentó a los más desconfiados. Estar calificado para comprar el “dólar solidario” es cada vez más difícil. Con el sueldo en mano,  los pequeños ahorristas decidieron resolver la ecuación bailando al ritmo de “cambio-cambio” por la calle San Martín. Ello explica por qué repuntó unos centavitos el dólar blue hacia el cierre de esta semana.

Los grandes flujos pasan por otro canal. Mover U$S 1 millón implica cargar 10 kilogramos en una mochila. Para trasladar el equivalente en moneda local, se necesita prácticamente un camión de caudales. Es por ello que los grandes negocios se canalizan hoy por el dólar bolsa. $10 debajo del blue, esta semana tocó mínimos de $137. Habría que remitirse al mes de agosto para encontrarlo en esos niveles.

La disminución del parking sumada a la prohibición impuesta a ALyCs de quedar comprados en bonos ley local, trajo alivio en los precios. Más allá de los tecnicismos, la hábil jugada del ministro Guzmán, explica quizás la única “buena” noticia que celebrar. El dólar está barato. No queda claro por cuanto tiempo.

19 días y 500 noches

Se acerca fin de año, y con ello se inicia la época de balances. Celebrado el primer año de la nueva gestión presidencial, la historia ya permite tejer las primeras estadísticas.

Inflación cercana al 37%. Actividad económica contrayéndose un 11%. Pobreza que alcanza a la mitad de la población. Estos son algunos de los primeros datos.

El balance en la economía no es bueno. No debería sorprender dado que el electorado acompañó el discurso de “priorizar las vidas por sobre la economía”. Y nuestros representantes cumplieron a rajatabla el mandato para el cual fueron votados.

Con la economía detonada sería esperable que Argentina no ocupara el décimo lugar en número de muertos por coronavirus.

En la combinación de ambas variables, actividad económica y manejo de la pandemia, Argentina ocupa el podio. A ningún otro país le fue peor.

A 9 meses de iniciada la cuar-eterna, el dilema parece haberse resuelto. Los datos son tiranos. Aquel Presidente que decidió priorizar la salud hoy es testigo de su propio fracaso.

Honrar pero no culpar al pasado

Una de las principales virtudes de la sabiduría oriental es la de honrar a sus antepasados.

Aunque devotos de sus ancestros, su preocupación no radica en el pasado, sino en su descendencia, su legado. Después de todo son los hijos los que construirán esos coloridos altares en un futuro para poder honrar a quienes hoy son sus padres. Este principio de respetar el pasado trabajando en un legado puede verse a lo largo de toda la cultura oriental. Sólo con raíces firmes, los árboles crecen más grandes y fuertes.

En nuestro país pasa exactamente lo contrario. Existe un exceso de pasado. Nuestros gobernantes se han encargado de instaurar en el inconsciente colectivo que somos víctimas y no protagonistas de esta historia. Fue el Gobierno de Mauricio Macri  el primero en instaurar el concepto de la “herencia”, algo que el actual mandato alegremente “heredó”.

Cual país adolescente, población y gobernantes nos encargamos de demostrar que la culpa siempre la tiene el otro. A un año de gestión del presidente Fernández corremos el mismo riesgo. De anclarnos en este pasado olvidándonos de construir un futuro.

La Esperanza de algo mejor

Con el arbolito de Navidad ya armado, comienzan a escribirse las cartas a Papá Noel. Los deseos para estas Fiestas. Cierra un 2020 difícil. El año que se va nos deja el sabor amargo de haber sufrido muchas pérdidas. Afectos. Salud. Libertad. Vivencias con seres queridos. Negocios. Ahorros. Dinero.

Victor Frankl se preguntaba en un campo de concentración, más de 70 años atrás, qué sentido tiene la vida cuando te quitan todo. En esa existencia desnuda, indigna, donde se respiraba la muerte a diario, Frankl deja de indagar en las causas del presente como tal y se concentra en las consecuencias. Reformula la pregunta. ¿Por qué detenernos en el pasado, en los porqués y no concentrarnos en construir el futuro en base a los “paraqués”?

Los balances son buenos. Marcan un punto de reflexión. Pero con ellos deberíamos definir una estrategia. ¿Qué vamos a hacer con un 50% de pobreza? ¿Cómo vamos a honrar las deudas tomadas por una generación previa?

Mientras gobernantes y población se concentren en el cordón cuneta y el asadito del domingo, seguiremos siendo una nación cortoplacista incapaz de construir un legado y dar un significado a esta, nuestra existencia.

Las crisis siempre son oportunidades. Los ganadores suelen decir que en las crisis o se gana o se aprende, pero nunca se pierde.

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